IÑIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Arquitectura pedagógica

El estudio portugués ARX ha finalizado la construcción de un nuevo colegio en Lisboa, el Redbridge School. Una nueva escuela internacional ubicada en el corazón de la capital lusa, en el popular barrio de Campo de Ourique. El colegio quería repensar su sistema pedagógico hacia un enfoque más ambicioso y, en ese sentido, la arquitectura debía también mostrarse más innovadora. De ese modo, pretenden crear una escuela con un enfoque más humano, si se prefiere el término menos militar, que promueva la creatividad, la alegría por el aprendizaje y la apertura al intercambio multilingüe, donde el arte juega un papel educativo central y los niños se sientan como en casa, valorados, seguros y felices. Por lo tanto, la arquitectura debía percibirse como un contenedor flexible, abierto a la experimentación y, al mismo tiempo, capaz de proveer a cada usuario un espacio propio y singular.

El solar que disponía este centro de enseñanza era relativamente pequeño y con una forma bastante singular: dos frentes opuestos de una misma manzana urbana, conectados por una estrecha franja que rodea una villa existente en el centro de la parcela. Una disposición que directamente obligaba a dos edificios, uno ubicado en el lado norte y otro en el lado sur. Además, según las ordenanzas urbanísticas de la ciudad, el edificio norte, en la parte más grande de la parcela, debía seguir la alineación de la calle y limitarse a cuatro plantas de altura, siguiendo la escala de los edificios circundantes. Por el contrario, en el lado sur, más estrecho y repleto de unos grandes árboles que debían preservarse, la construcción podía ser aislada, separarse del contexto ya edificado.

Estas restricciones, así como el programa propuesto por el colegio, sentaron las bases de un camino conceptual, de una propuesta que es hoy la construida. Así, el proyecto que actualmente podemos visitar se resume en dos tipologías de construcción opuestas unificadas por un sistema estructural común y materiales de construcción similares, todos ellos basados en la madera.

Ambos edificios juegan roles contrapuestos, si el situado al norte es parte integrante de la estructura de la ciudad, el colocado al sur se presenta como un pabellón en el interior del jardín. Desde un punto de vista funcional, ambas construcciones dan cabida también a usos divergentes, la pieza longitudinal del norte alberga el programa principal de la escuela, en cuatro plantas sobre rasante, educación primaria, primer y segundo ciclo, así como todas las áreas comunes de la escuela. El último piso de este edificio es un gran espacio abierto, una sala de usos múltiples para grandes eventos, un gimnasio y un patio interior, con grandes ventanas que ofrecen vistas sobre la ciudad.

Madera con mensaje. El pabellón sur, por el contrario, es un edificio que se desarrolla únicamente en la planta baja, y que acoge las aulas del jardín de infancia, así como un pequeño espacio administrativo y un área de descanso para los maestros. Sus fachadas cóncavas concatenadas le otorgan una forma orgánica, que se produce como resultado de la ubicación de algunos grandes árboles existentes que el pabellón evita. Se han introducido además un conjunto de nuevos árboles, que buscan definir un espacio que quedará definido tanto por el edificio como por la naturaleza. La cubierta de este pabellón es además una extensión vertical del jardín, un plano flotante que amplía el área limitada del patio de recreo.

Otro aspecto que destaca especialmente en el proyecto del nuevo colegio es la utilización de un sistema estructural y de fachada basado en la madera. La madera fue seleccionada en una etapa temprana del proyecto como el material principal de acabado estructural, así como de los acabados interiores debido al mensaje pedagógico que podía aportar. En cierto sentido, la madera constituye un elemento educativo, debido a su producción inherentemente natural, así como por su impacto sostenible en la naturaleza. Además, como elemento constructivo aporta su ambiente cálido y una alta velocidad en la construcción, ya que sus sistemas pueden ser previamente prefabricados.

Una condición fundamental si se tiene en cuenta que el estudio ARX únicamente dispuso de un año para diseñar, proyectar y construir esta escuela doble, que fusiona arquitectura y educación.