TERESA MOLERES
SORBURUA

Rosas de confinamiento

Indiferentes a nuestro confinamiento, las rosas han crecido hermosas esta primavera. Las hemos visto de colores diversos, desbordando por encima de una tapia, con los pétalos caídos en la acera después de la lluvia, acompañándonos en la franja de permiso para pasear. Para seguir luciendo toda la temporada, las rosas necesitan por lo menos medio día al sol, preferiblemente por la mañana, porque florecen mejor a pleno sol.

Para cultivar estas flores, tenemos que preparar el suelo cavando en profundidad para aligerar las zonas compactas y luego añadir compost maduro; requieren un suelo bien drenado. Si el lugar es muy húmedo, hay que plantarlas en caballones levantados unos 50 cms por encima del suelo y esperar a que la planta esté estabilizada antes de aportar fertilizante.

Como a las rosas les afectan los cambios de temperatura así como los vientos secos y los suelos tanto encharcados como muy secos, hay que maximizar la dureza del rosal escogiendo variedades conocidas por crecer bien en nuestro territorio y aportarles las mejores condiciones durante la época de crecimiento. Conviene evitar la poda de las flores muertas en otoño para que se formen escaramujos que alegrarán el rosal en invierno. La poda solo es necesaria para formar la silueta del rosal, así que se aconseja cortar las ramas viejas y estropeadas para estimular un crecimiento vigoroso y abundante floración.

No aportar fertilizante en otoño, pero continuar regando durante el tiempo seco de otoño a primavera. En prevención de las heladas, se puede formar un cúmulo o montón de tierra alrededor de la base de las plantas. Con temperaturas bajo cero es bueno un acolchado para aumentar el aislamiento; luego esperar hasta la primavera para levantar esta protección invernal.

Los rosales tienen enfermedades que varían según la variedad y el lugar de cultivo. Ante esto, la norma fundamental es escoger las resistentes a enfermedades y plantarlas en lugares apropiados. Los cultivadores de rosas modernos ofrecen auténticas joyas, que son vigorosas y resistentes a depredadores y enfermedades y además exigen poca poda.

Los rosales son excelentes para cultivar en arriates mixtos, definir límites, seleccionar una vista, cubrir una valla, trepar por un árbol, extenderse por una tapia y también para formar un marco en la puerta de entrada.