MIKEL INSAUSTI
CINE

«Tenet»

Warner mantiene el 17 de julio como fecha oficial para el estreno de “Tenet” (2020), pero en el último y enigmático trailer promocional simplemente figura al final un letrero que se limita a anunciar “próximamente”, lo que parece indicar que se trata en realidad de una fecha abierta, debido a que la multinacional necesita contar tras la pandemia con el ochenta por ciento de las salas abiertas en todo el mundo para el lanzamiento definitivo. Dicho avance contiene otra significativa variación, pues ya no figura el logo diseñado por el propio Nolan para su undécimo largometraje. Resulta que las letras invertidas, claves en el desarrollo conceptual diseñado por el autor británico, coinciden con las de una marca de componentes para bicicletas de Washington que, casualmente, también se llama Tenet. Por suerte todo ha quedado en un pacto entre caballeros, ya que el dueño de la compañía y Nolan han establecido una cordial correspondencia, a través de la cual el cineasta definió la situación de parecidos razonables, y en ningún caso de plagio intencionado, como “ese rayo que cae dos veces en el mismo sitio”.

Se esté o no de acuerdo, Nolan es el actual número uno del cine, o el que al menos es objeto de un mayor seguimiento por parte de los medios especializados, gracias a su capacidad para convertir cada una de sus creaciones en objeto de estudio dentro y fuera de las universidades, al igual que en todos los foros sobre la evolución del conocimiento humano, dadas las infinitas interrogantes filosóficas que plantea sin renunciar al sentido del gran espectáculo. Todo esto lo hace muy atractivo, despertando ya una enorme curiosidad desde sus mismos comienzos. Su ópera prima “Following” (1998), filmada en 16 mm. y en blanco y negro, es la única realización de ínfimo presupuesto que ha acometido, pero suficiente para poder llevar a cabo su verdadero proyecto seminal con guion de su hermano Jonathan Nolan, que fue “Memento” (2000), una obra de enorme impacto con la que empezó a experimentar sobre el flujo del tiempo y la física cuántica aplicados a la pura ficción. Luego vino “Insomnia” (2002), que era un “remake” del thriller noruego homónimo de Frobenius y Skjoldbjaaerg, rodado en Alaska bajo un sol perpetuo. Acto seguido se pasa a las superproducciones con la trilogía de Batman, en la que la tercera entrega costó la cifra récord de 250 millones de dólares, mientras que la segunda se convirtió en obra de culto tras la muerte del actor Heath Ledger. Aparte había hecho “The Prestige” (2006), que giraba en torno al mundo de la magia y pasó más desapercibida, no así “Interstellar” (2014) y “Dunkerke” (2017), exitosas incursiones en los respectivos géneros de la ciencia-ficción y la acción bélica.

“Origen” (2010) figura en un lugar reservado, por ser el título clave de su filmografía, y lo importante en estos momentos es que guarda una estrecha relación temática y artística con “Tenet” (2020) porque, si la una incursionaba en el mundo del subconsciente a través de una tecnología del sueño, la otra aplica dichos avances al control del tiempo, más exactamente a la inversión cronológica, y de ahí el contencioso de las letras invertidas.

Lo que cambia en “Tenet” (2020) es que utiliza como base genérica a las cintas de espionaje y agentes secretos, lo que va a permitir a Nolan por primera vez sacar su lado british para homenajear a la figura de James Bond, tomando como referencia directa “Casino Royale” (2006), en la que el debutante Daniel Craig se enfrentaba como 007 al terrorista financiero interpretado por Mads Mikkelsen, siendo ahora los rivales el estelar John David Washington y Kenneth Branagh, en sus roles antagónicos del agente secreto renacido y el tecnócrata megalómano, en una misión para librar al mundo de la III Guerra Mundial.

Claro que no estamos hablando de una misión al uso, sino de una que transcurre más allá del tiempo real por lo que, antes de ser vista, ya ha disparado todo tipo de especulaciones a costa de su aún oculto significado.

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