TERESA MOLERES
SORBURUA

Cazadoras inteligentes

En 1760, Arthur Dobbs, gobernador de Carolina del Norte, escribió a Peter Collinson, botánico inglés miembro de la Royal Sociaty, sobre su descubrimiento de una extraordinaria flor dotada de la capacidad de atrapar moscas. Esto era lo que explicaba: «Una planta enana de hojas como bolsas con bordes dentados, como un cepo para cazar zorros, cuando un insecto se posa, las hojas se cierran y aprisiona al insecto. Le he dado el nombre de sensitiva atrapamoscas».

Cuando Linneo tuvo conocimiento de esta planta dijo que no era cazadora, porque suponía atribuir inteligencia a los vegetales. Dijo que eran “plantas sensitivas” porque respondían a los estímulos táctiles con movimientos involuntarios. Darwin, en 1875, zanjó la cuestión. Manifestó que existen plantas capaces de atrapar y digerir insectos y animales pequeños como ratoncitos. En definitiva, son plantas carnívoras.

Son plantas resultantes de la evolución de vegetales que crecen en terrenos muy pobres como las turberas o estanques poco profundos, que se ven impelidas a adaptarse y buscar la falta de nitrógeno y oligoelementos por otros medios como la captura de insectos. Las hojas atraen, inmovilizan y los digieren con las enzimas que tienen en su interior. Luego abandonan el esqueleto indigesto.

En Europa contamos con la Drosera, que crece sobre esfangos. Consta de una corona de hojas con tentáculos terminales impregnados de una gota de mucílago oloroso. Las hojas cubiertas de pelitos rojizos brillantes engañan al insecto que cree que es una rosa odorante, se posa y es atrapado por los tentáculos y comienza su digestión.

La Pinguicula crece en los pantanos de montaña. Tiene hojas formando rosetas con pelos cortos que segregan un líquido pegajoso que contiene los fermentos necesarios para digerir sus presas. Cuando el insecto se posa, la hoja se enrolla sobre el cautivo. Cuando acaba la digestión, la hoja se desenrolla para esperar la siguiente presa.

La Utriculaire es una planta nadadora sin raíces. Sus hojas forman bolsitas suspendidas en el agua. Cuando pulgas de agua, crustáceos y larvas acuáticas se frotan contra ellas, los aspiran y se cierran junto con el agua. Las presas se digieren con una gelatina ácida en treinta minutos.