IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Materia y motivo

Las vanguardias artísticas y en especial el surgimiento del arte conceptual definieron la creación artística como un conjunto de relaciones entre el aspecto formal y la propuesta poética. De aquí surge una tensión que es lo que acaba por conformar la propia obra y que permite, a su vez, un vínculo con lo plástico y también con un estrato mucho menos concreto situado en el ámbito de las ideas. Este binomio entre forma y motivo es lo que sigue estructurando, a día de hoy, la decodificación de una pieza por parte del público. Aquello que se ve y aquello que a priori quiere decir. Para esto, existen herramientas tales como el título o el texto explicativo que sirven como mapa para orientar nuestro recorrido. Aun y todo, una de las grandezas del arte es, sin duda, hacer de nuestro encuentro con él una experiencia tan única y personal como deseemos. Si bien el arte conceptual nos ha enseñado a disfrutar de los elementos intangibles sin importarnos la disposición de los objetos o la técnica empleada en cada pieza, el camino inverso es tan legítimo como el primero.

Esto no significa tener una actitud reaccionaria ante los evidentes avances de la cultura contemporánea, pero en ocasiones la vuelta a lo matérico, lo gestual y lo físico es capaz de transportarnos a lugares menos comedidos, reflexionados o dirigidos que dejan que sea la piel quien juzga nuestro acercamiento. Cada lectura depende entonces de nuestro momento, apetencia y disposición, pues el arte como la vida no es un camino único y nos invita a que lo recorramos y desandemos tantas veces como consideremos necesarias.

El convenio de colaboración entre el Centro Cultural Montehermoso de Gasteiz y la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU, hace años que posibilita que alumnado de segundo ciclo, posgrado y doctorado pueda comenzar su andadura expositiva a través de una convocatoria que se inició en el 2013. Hasta hace un par de años en formato colectivo y desde el pasado 2019 realizando cuatro exposiciones individuales que habitan la sala Jovellanos del centro gasteiztarra. En esta ocasión la pintora Irene Carmona (Granada 1996) inauguró, a finales del pasado julio y hasta el 13 de septiembre, la muestra que lleva como título “Urlo”. En ella Carmona nos presenta veinte lienzos de diversas dimensiones en las que el hilo conductor es una plasticidad reconocible y contundente. Las telas desprenden sencillez, que no simpleza, pues se alejan de pretensiones inalcanzables para aterrizar en una pintura honesta y sin artificios. Existen planos de color, una paleta certera y una relación equilibrada entre la representación de cuerpos, escenas y rostros y la propia vida del pigmento entre goteos, gestos y composición.

“Calma chicha” es el estado de calma de la mar que aporta una extraña quietud por la ausencia de viento. Los barcos no pueden navegar y están condenados a esperar en medio de una sensación de desasosiego por lo que vendrá. Esta expresión es la que la pintora Amalia Julieta Gómez (Argentina, 1988) ha elegido para bautizar el proyecto inaugurado en la bilbaína galería Juan Manuel Lumbreras el pasado 8 de julio. Hasta el próximo 11 de septiembre podremos acercarnos al trabajo de la artista afincada en Bilbo. Un alegato a favor de un mundo basado en un imaginario propio, con personajes bien definidos y que se acercan en muchas ocasiones a resoluciones habituales en la ilustración y a juegos compositivos propios del diseño. La disposición en sala nos propone la visita a través de varios grupos enmarcados y colocados de forma conjunta, lo que nos hace entenderlos a veces como colecciones o familias. De esta manera completa su segunda ocasión en la galería tras “Tarambanas”, allá por 2017, dentro del programa “Joven llama a joven”.