TERESA MOLERES
SORBURUA

Campanillas de verano

L a planta más extendida del Polo Norte al Polo Sur de nuestro planeta es el helecho y, la segunda, la Ipomea o Ipomoea, una convolvulaceae. Aparece en las regiones tropicales o intertropicales y tiene hasta 1.200 ó 1.800 especies, según los botánicos. Pueden ser herbáceas anuales o perennes, lianas, arbustos y árboles pequeños, aunque en su mayoría son plantas trepadoras, con flores tubulares y hojas acorazonadas.

Salvaje, aparece en todas las playas de los países cálidos donde se abren sus corolas blancas o rosas bajo el sol. Su proliferación se debe a que sus semillas flotan y son capaces de resistir en el agua del mar, hasta que una ola las deposita en la arena de una playa para comenzar su nuevo ciclo vital.

Las ipomeas se cultivan como plantas ornamentales por la gama de sus colores y es que es una de las más ricas del reino vegetal. Del rojo vivo al azul puro pasando por el blanco, contempla todos los rosas y naranjas y en mezclas siempre armoniosas. Son, en su mayoría, fáciles de cultivar y crecen con rapidez con algunos cuidados básicos al alcance de cualquier aficionado. Necesitan suelos fértiles bien drenados, mientras las trepadoras requieren de soportes verticales para poder trepar porque si se les deja corriendo por el suelo ahogarán a las plantas cercanas. Se las utiliza en macizos, tiestos, jardineras y cubriendo enrejados como trepadoras de verano.

La Ipomoea tricolor, Don Diego de día, puede trepar hasta 2,50 metros. Tiene grandes flores de 8-12 cm de diámetro. De color azul púrpura con el fondo del tubo blanco existen variedades con rayas blancas y de color lavanda rosa. Otra variedad, “Scarlat” es un híbrido rojo. Todas ellas aprovechan la luz matinal para abrirse y se cierran con el sol de mediodía. La abundancia de sus yemas florales asegura una renovación generosa todas las mañanas.

La Ipomoea indica, en los climas cálidos, está considerada una mala hierba. En nuestro clima se muestra razonable después de que el invierno le marchite su parte aérea. La variedad “Edith Piaf” tiene un original color azul ceniza,

La Ipomoea batata, batata dulce o boniato, posee raíces tuberosas comestibles fáciles de cultivar. Una batata medio sumergida en un vaso con agua, cuando comienza a echar raíces, es una de las formas más sencillas de enseñar a los niños el crecimiento del mundo vegetal.