XANDRA ROMERO
SALUD

No todas las opiniones sobre salud son válidas

Este artículo va dirigido no a aquellas personas que, percatándose de que algo no va bien, se “convierten” en pacientes de un profesional, sino a aquellos que creen que conocen todas las respuestas y, por lo tanto, su opinión es suficiente para hacer y, lo que es más grave, recomendar a los demás sobre salud. Así, desde una perspectiva nutricional, me refiero por ejemplo a un sujeto que asevera muy seguro que toma refrescos porque estos ayudan a que tenga unas mejores digestiones, que de un tiempo a esta parte ha eliminado el gluten de su dieta, y se siente más ligera/o, menos hinchada/o. Como colofón de su sabiduría sobre la salud, también argumenta las bondades que tiene sudar como un pollo para mantener el peso “a raya”.

Si conoces a alguien que encaja en el perfil de dicho “sujeto” o, te identificas con este perfil… déjame explicarte algunas cosas:

1. A pesar de que las bebidas con gas se encuentran entre las más consumidas a nivel mundial, tienen efectos pocos deseables para la salud. Además de otras consecuencias, este gas resulta agresivo e irritante para la mucosa de todo el tracto digestivo. De hecho, se debe limitar su consumo en pacientes con gastritis, dispepsia, reflujo gastroesofágico, colon irritable, diverticulosis y un largo etcétera de enfermedades digestivas. 

Este hecho se debe al dióxido de carbono, encargado de generar esas “burbujas” y el ámbito científico habla sobre ello en estas dos revisiones: “Carbonated beverages and gastrointestinal system: between myth and reality” y “Systematic review: the effects of carbonated beverages on gastro-oesophageal reflux disease” sugieren que las principales interacciones entre el dióxido de carbono y el sistema gastrointestinal ocurren en la cavidad oral, el esófago y el estómago. Y es sobre el estómago donde ejercen efectos tanto mecánicos como químicos, que implican la alteración de la fisiología gastrointestinal por un efecto mucoso directo y efectos indirectos mediados por la presión mecánica determinada por el gas.

 Las burbujas estimulan la producción de más ácido en el estómago, relajan los esfínteres esofágicos y también el píloro (todas ellas válvulas del tracto digestivo que, como válvulas que son, no deben estar siempre relajadas). Además, al reventar las burbujas hacen que la pared del estómago se vaya expandiendo y dilatando progresivamente, provocando hinchazón abdominal y dificultando la sensación de saciedad (con el consiguiente aumento en la ingesta de alimentos). De modo que no ayudan a que digieras mejor, sino todo lo contrario.

2. Sobre si tomar o no gluten para dejar de sentirse “hinchado”, diré en primer lugar, que me parece una burla hacia quienes sí padecen celiaquía y sensibilidad al gluten no celiaca. Si piensas que quitándose el gluten adelgazan porque los celiacos suelen ser delgados, te voy a explicar que los que padecen celiaquía en realidad están así por lo general, por problemas de mala absorción de su enfermedad de base. En segundo lugar, si crees que estás “hinchada/o” haces referencia a “me sobran unos kilitos y/o me gustaría bajarlos” te diré que no estás hinchada/o ni retienes líquidos, sino lípidos (grasa), que es muy diferente. Quitarte el gluten no hará que te “deshinches” o adelgaces, salvo por el hecho de que si tus fuentes de gluten son galletas, bollería, masas precocinadas. Sí te vas a “deshinchar”, pero porque estás dejando de comer mal. Si quitas tus fuentes (inadecuadas) de gluten, tendrás mejores digestiones.

3. Y, por último, la afirmación de que sudar más significa adelgazar más, es inexacta. Sudamos como mecanismo de defensa cuando la temperatura de nuestro cuerpo sube demasiado. Así, cuando la humedad del sudor se evapora, se lleva consigo parte del calor y baja la temperatura del cuerpo. En cuanto a la grasa corporal, ni se quema ni se derrite, si no que es liberada por las células grasas del cuerpo para proveerle de energía cuando la necesita.

Entonces, si haces ejercicio intenso y sudas, es porque elevas la temperatura de tu cuerpo y, obviamente, si esto es resultado del esfuerzo físico, puede ser señal de que estás empleando en ello mucha energía y, por tanto, consumiendo grasas de tu cuerpo para obtener esa energía. Ahora bien, si te envuelves en celofán como un lomo embuchado creyendo que así, al sudar más, quemarás más grasas, las respuesta es no, y además te pones en riesgo de deshidratación.

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