JAVI RIVERO
gastroteka

Tardes de peli y manta

Otoño, las hojas caen y los bosques se tornan de color rojo, amanece temprano y el sol se esconde con rapidez; son días en los que una vez has comido, o te das prisa o parece que ya llega la hora de cenar. Esa sensación de oscuridad temprana y aire frío no es la que más simpatía me genera. Diría que, por culpa de esto, durante las dos primeras semanas después del cambio de hora nos entristecemos y nos recogemos en casa a modo ermitaño. Nos refugiamos en busca de ese calor que ya no está en las calles y esa luz que tanto hace falta. Otoño es románticamente triste, pero también da paso a momentos únicos, los cuales solo tienen sentido en esta época del año o en días que se le parecen. Todos hemos disfrutado, al menos una vez en la vida, de un día de peli y manta. Diréis: ¿qué tiene esto que ver con las lentejas, la cocina o la gastronomía? Aquí voy yo a “engastronomizar” las palomitas, las patatas de bolsa o los nachos con queso fundido. De la Coca-Cola no vamos a hablar, tranquilos. Podríamos hablar de la abusiva cantidad de hielo de los dispensadores de refrescos de los cines, pero no. Hoy toca peli y manta de cine en casa.

“Tomates verdes fritos” es una de las películas “gastronómicas” con las que se puede redondear una tarde así. No tiene mucho realmente de gastronómico, pero se puede enmarcar y contextualizar hoy en día. Tiene mucho que decir… Tengo varias propuestas más, así que voy a empezar por poneros en situación. Vamos a crear el ambiente perfecto para terminar no haciéndole caso a la película, pero bueno… ¡Todo sea por el buen comer! Lo malo es que mientras escribo esto me estoy imaginando a mí mismo haciéndolo y disfrutando de las palomitas que os cuento al final del artículo.

Vivo comiendo y pensando qué como… ¡bendito disfrute! Pues eso, abrid la ventana de casa y ventiladla, que para el rato que vais a pasaros bajo la manta, mejor que entre oxígeno. Prohibido encender la calefacción, mejor luz indirecta y cálida y los pijamas también sirven para cocinar, quedan homologados. Si miráis por la ventana se tiene que ver más bien poco. Mejor si llueve.

Os recomiendo algunas películas gastronómicas que a mí me han gustado. La primera es “Chef”, que trata sobre un cocinero que sale del restaurante en el que trabaja y se monta un food truck. Mola. La segunda película es “Ratatoullie”. Sí, son dibujos animados, pero alucináis con la cantidad de detalles reales. Está todo muy cuidado, hasta el punto en el que cualquier cocinero podría sentirse identificado. De verdad, si queréis saber a grosso modo cómo funcionaban las cocinas clásicas hace unos 10-15 años, esta es vuestra película. Y, por último, os recomiendo “Un viaje de diez metros”. Su argumento trata fundamentalmente sobre el ego y orgullo que ha podido haber en las grandes cocinas y los reconocimientos. También narra una bonita historia sobre un cocinero nato, de cuchara y fogón puro. La verdad que cualquiera de estas tres me valdría para una tarde así.

Guarniciones para el picoteo. Pues… vamos a por las lentejas. Lo dicho, ¿cómo guarnecer una tarde así? Muy sencillo, algo a lo que no tenemos costumbre y me parece increíble es a montarnos una tabla de quesos para nosotros mismos. Con una buena cerveza, unos picos de pan y unas anchoas supondrían un combo perfecto para un picoteo con la manta a la espalda. Realmente me tiran más los snacks saladitos, o patatas de bolsa, pero es verdad que, al igual que con los quesos, un poco de embutido puede triunfar de igual manera.

El snack por excelencia para una peli son las palomitas. Y aunque en casa no es del todo común tenerlas, siempre son una solución acertada. Aquí van algunos datos interesantes sobre ellas.

-No todo el maíz sirve para hacer palomitas, el grano necesita tener al menos un 15% de agua aproximado en su interior.

-Cuando se calienta a más de 175º, revienta y se voltea. Pero lo dicho, necesita tener humedad dentro del grano para reventar.

-Dentro de la variedad de palomitas que conocemos hoy día, la más primitiva es la que no lleva ni sal ni mantequilla, ni caramelo ni nada… palomita a secas. Con estas palomitas se obsequiaba allá por el siglo XV en algunas tribus de América a los recién llegados. Se recibía a los foráneos con collares de palomitas, que es de donde se trajo el maíz.

-En otros países tienen nombres como cotufas, pochoclos, cabritas, roscas, canchas, poporopos, canguil o crispetas…

-A los granos que no estallaban y se quedaban secos se les llamaba “viej@s solteron@s”.

Existen infinitas curiosidades más. ¿Podéis imaginar que vendieran collares de palomitas para ir a ver una película en el cine? Me compraría cien.

Ya son algunos años que por aquí también se veían totopos o nachos con queso para el cine. Lo cierto es que a mí no me llaman la atención en el cine… pero puestos a pensar. Una tortita de maíz frita con queso tiene poco margen de fallo. Me viene a la mente un talo con Idiazabal y me pongo a salivar. Por esto mismo, freír un talo y añadirle una crema de queso y un “pico de gallo” (verduritas picaditas y aliñadas con lima y cilantro) encima, es claramente una buena idea para ver una peli. Es importante tener presente lo nuestro, pero el cine es una ventana por la que mirar al resto del mundo. Y con la excusa podemos con nuestros ingredientes, en nuestras casas, disfrutar de algo tan mágico y especial como una tarde de peli gastronómica y manta, ¿por qué no? Sí, gastronómica también. Si no la tenéis, compraros una con frutitas o dibujitos de verduras. Podéis preguntar al modista de Karlos Arguiñano a ver de dónde saca la tela para sus pantalones.

Ya tenéis todo lo necesario para una tarde de peli y manta. A los que penséis en burguers y pizzas, os recuerdo que es tarde y no noche o medio día… se trata de dejar algo de hueco para la cena. Solo se aceptan alimentos de este tipo si la peli es de más de tres horas o se trata de la trilogía del “Señor de los anillos”.

 

Palomitas de papada y miel

Aquí os dejo una receta de palomitas bastante friki y potente.

Ingredientes:

• Maíz para palomitas • Papada ibérica • Miel a vuestro gusto • Sal • Pimienta blanca.

Elaboración:

• Picar lo más fino posible la papada ibérica. Tiene que estar muy muy muy picada.

• En una sartén ancha, en la que elaboraremos todo, poner esta papada y calentar la sartén a fuego vivo.

• La grasa se derretirá y empezarán a tostarse los trozos de papada. Cuando cojan color, sacar los trozos y escurrir la grasa a un bol. No tirar la grasa.

• Dejar que la sartén se enfríe y añadir un par de cucharadas de la grasa de la papada. Cubrir con una capa de maíz la sartén y tapar. Calentar a fuego medio-vivo hasta que empiecen a abrirse las palomitas.

• Colocar las palomitas en el recipiente en el que nos las vayamos a comer.

• Darles un golpe de sal y pimienta. Remover bien.

• Para terminar, añadir un hilo de miel por toda la superficie y añadir los trocitos tostados de papada.

 

Solo por esto merece la pena volver a ver “Titanic”.