Teresa Moleres
SORBURUA

El jardín de primavera

Dentro de tres semanas oficialmente entrará la primavera, así que hay que ir pensando en preparar el jardín. Lo primero es la limpieza: eliminar los restos de vegetación, plantas viejas o con raíces rastreras, malas hierbas u otras hierbas y plantas como campanillas o correhuelas. Lo más sencillo es cavar hasta las raíces y arrancarlas con azada o a mano. Con cuidado de que no se queden raíces –por ejemplo, los dientes de león se reproducen rápidamente del más pequeño trozo de raíz–. Humedecer la tierra facilita el trabajo.

Si la tierra no está helada, se puede cavar para formar un jardín nuevo en cualquier época del año. Sin embargo, en el caso de que sea necesaria una enmienda del suelo –añadir materia orgánica–, habrá que hacerlo por lo menos unos meses antes de la plantación. Así microbios y bacterias tendrán tiempo de trabajar la tierra. Además, hay que comprobar la humedad cogiendo un puñado de tierra, si se hace una bola fácilmente está demasiado húmeda. Esperar unas horas o un día y probar de nuevo. Si la tierra es seca y polvorienta, regar en abundancia. Tanto si el suelo esta húmedo o muy seco, cavar es agotador, así que cuidado con la espalda. Y si además contiene mucha arcilla, se puede compactar formando terrones duros como cemento.

Una vez bien limpio el suelo de restos vegetales y hierbajos, probablemente será necesario añadir abono orgánico: estiércol maduro, humus o mantillo para enriquecerlo con nutrientes. En primavera es esencial el abono y algunas veces es aconsejable uno específico como con los rosales y los cítricos.

De una manera general podemos definir cuatro características del terreno: Tierra ácida que puede tener arcilla y arena; retiene bien el agua. A la mayoría de las plantas les gusta esta tierra, especialmente a rododendros, magnolias y hamamelis. Arenosa, se seca rápidamente y es fácil de trabajar, pero no retiene el agua ni los nutrientes. Apropiada para romero y lavanda. Alcalina, se da en lugares secos y áridos. Al generar mala absorción de hierro y magnesio, pocas plantas se encuentran a gusto. La excepción son los tulipanes, malvas y acantos. Tierra arcillosa, es muy fértil porque retiene los nutrientes y la humedad, aunque el agua puede formar charcos. Bastante difícil para trabajar. Ideal para rosales, geranios y clematies.