Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

Los diez mandamientos para una buena relación con el cuerpo y la comida

Dado el boom que han tenido los casos de trastornos de la conducta alimentaria en población infanto-juvenil (14-18 años) a razón del confinamiento en todo el Estado español, ha dejado claro que, como sociedad, no lo estamos haciendo nada bien en cuanto a la relación con el cuerpo y la comida. Por eso, y para evitar desde la infancia estas enfermedades así como una mala autoimagen o el miedo a la comida con el que muchos viven, a continuación enumeramos los diez mandamientos para evitar que tus hijos/as sufran estas condiciones. En primer lugar, respecto a la imagen corporal:

1. Evitar hacer comentarios críticos sobre la forma de su cuerpo, aunque también sobre cualquier cuerpo (el propio, el de familiares, el de amigos...). Hacer estos juicios de valor sobre ciertas formas corporales enseña que hay cuerpos válidos y cuerpos no válidos, cuando en realidad, existen un sin fin de formas corporales y todas y cada una de ellas son válidas y, sobre todo, pueden ser saludables.

2. Normalizar los cambios corporales propios de la edad, de las situaciones fisiológicas normales como los propios del embarazo, menstruación, pubertad, niñez y crecimiento, madurez, etc.

3. Favorecer el autocuidado y autoconocimiento del cuerpo. Esto permitirá tener una imagen corporal objetiva, es decir, no distorsionada. ¿Cuántos de nosotros somos capaces de cerrar los ojos y visualizar nuestra propia imagen corporal completa? ¿O quizá solo somos capaces de ver en un primer vistazo el abdomen o los muslos o esos brazos que nos disgustan? Si has variado tu peso, al cerrar los ojos ¿te ves como estás ahora, o como antes?

4. Normalizar los procesos fisiológicos como la sudoración, el aumento de peso corporal a lo largo del día, la frecuencia de evacuación por ejemplo, ya que muchas personas creen que padecen estreñimiento o por el contrario que han de obligarse a evacuar un número concreto de veces para sentirse ligeros o vacíos.

Otro ejemplo puede ser el término comúnmente mal utilizado de “estoy hinchado”. En realidad, hincharse como concepto se refiere a la inflamación de una zona concreta y normalmente hace referencia a un signo patológico. Cuando comemos, el estómago no se hincha, se llena, que es distinto. Es una cavidad que se llena casi a la par de que ese bolo alimenticio se digiere y va pasando simultáneamente al intestino delgado donde se absorben los nutrientes. Esto es lo que se llama proceso de digestión, no hinchazón, y lo que conseguimos llenándolo suficientemente (ni más ni menos) es una adecuada sensación de saciedad que llega directamente al cerebro para indicarse que ya podemos dejar de comer.

5. Aceptar y normalizar que cuando usamos ropa que nos aprieta (ropa interior, cinturilla de medias, pantalones, etc.) ciertas zonas del cuerpo se “pliegan”. Y es que recordemos (modo irónico) que debajo de esa “molla”, además de una capa de grasa subcutánea necesaria, hay bastante grosor de epidermis (piel).

Y, por último, en relación a la comida:

1. No hables delante de niños y adolescentes sobre si este o aquel alimento engordan.

2. Evita relacionar la restricción o eliminación de un alimento en tu dieta para lograr adelgazar: «A partir de ahora no comeré pan para ver si adelgazo». De este modo, cuando coman pan, sentirán que pueden engordar y que eso, es algo negativo.

3. En la medida de lo posible, evita que te vean haciendo una dieta restrictiva. Una buena relación con la comida, pasa por que los alimentos sean algo con lo que disfrutar en familia, no a lo que temer.

4. Procura, si bien, no ofrecerle alimentos no saludables, no prohibirlos si están a su alcance en algún momento.

5. Por nada del mundo utilices cualquier alimento de cualquier tipo como premio o castigo. La comida es comida, no un arma de chantaje emocional.

Finalmente, estas reglas son vitales en la infancia, esenciales durante la adolescencia y tremendamente beneficiosos si empezamos a ponerlos en práctica de adultos porque, como establecemos las relaciones con nuestro cuerpo y la comida, no son más que aprendizajes que pueden volver a reaprenderse.