Jone Buruzko
Tras el día mundial de las abejas

La trashumancia de las abejas

Parecía una cosa de ovejas y vacas, pero la trashumancia también afecta a las abejas. La llaman trashumancia apícola, profesionalmente se realiza desde los años 60 y consiste en trasladar las colmenas junto a las plantas para aumentar la producción de miel y de polen. En las imágenes se puede observar parte de un proceso con fines comerciales.

Fotografía: Christophe Simon | AFP
Fotografía: Christophe Simon | AFP

Once meses después de que se tomaran estas imágenes, seguramente estarán a punto de repetir el traslado de miles de abejas a este espectacular campo de lavandas de olor embriagador y hermosos tonos morados, ubicado en Banon, en la región francesa de La Provenza.

De ello se encarga Patrice Parrocel, un apicultor de 36 años que, después de que las abejas regresen al atardecer a sus colmenas, espera al anochecer para cargar en la parte trasera de su camión medio centenar de colmenas que emprenderán un recorrido de 30 kilómetros que empieza en su lugar de residencia, en Volx, y acaba en el campo de la fotografía. Una ruta que será algo más larga para el apicultor, pues deberá efectuar unos catorce viajes para poder transportar las 700 colmenas con las que trabaja, a 50 por trayecto.

Las carga a mano, lo que, teniendo en cuenta el volumen, ya es mucho. Opera con material sensible y vivo, puesto que cada una de estas cajas, que pesan unos 30 kilos, llevan dentro una abeja reina y miles de recolectoras. Ellas se encargarán de producir toneladas de miel que luego acabarán en nuestras gargantas. Teniendo en cuenta las picaduras de las abejas, estamos ante un trabajo de alto riesgo. Para calmarlas hay fórmulas como el fumador de humo frío de hierbas secas, que recuerda a una regadera, y se expande a la entrada de las colmenas.

Estos insectos sí que viven en el alambre, su población disminuye en porcentajes preocupantes. El jueves, 20 de mayo, ha sido el Día Mundial de las Abejas. Con estos días se pretende concienciar a la población sobre su importancia, las amenazas a las que están expuestas y su contribución al desarrollo sostenible. Lo dice Naciones Unidas: «Casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse; el 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización y el 35% de las tierras agrícolas, también. Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que son indispensables para conservar la biodiversidad».

Últimamente hasta se ha publicado que detectan el covid e incluso pueden prevenirlo. Veremos. Eso sí, para frenar su declive hay que evitar los productos tóxicos, reducir el uso de plaguicidas y apostar por la agricultura ecológica.