Cada semana se detectan nuevas campañas de correos electrónicos suplantando las identidades bancarias, de Hacienda o de organismos de todo tipo. Crecen como setas y no dan tregua, porque los autores saben que siempre hay personas que caen en la trampa. Tan sencillo como clicar en el enlace y bajarse el fichero adjunto, y el spoiler ya lo conocen.

Si bien –y en honor a la verdad– los maliciosos saben hacerlo y cada vez mejor, de ahí que la pesca sea fructífera pues la mayoría de estos correos son llamativos e impactantes. Y claro está, con un uso telemático de obligado cumplimiento por parte de administraciones públicas y privadas ya no sirve decir aquello de que «estas entidades no piden datos personales mediante el correo-E», pues todos, jóvenes y mayores, pasamos por el aro de la ventanilla virtual.

De ahí que abunden los correos “oficiales” como por ejemplo de Hacienda, y a nadie le amarga un dulce (ahora que estamos en plena Renta 2020) si te llega el mensaje urgente para que tramites la devolución de dinero. Y como éste, otros del banco o la eléctrica de turno.

Maneras de actuar. La solución inmediata si se recibe un correo de estas características es no abrirlo y eliminarlo de inmediato, pero si se ha accedido al enlace y facilitado los datos de acceso (NIF y contraseña), se debe contactar lo antes posible con la entidad que sea en cada caso (bancaria, Administración pública...) para informarles de lo sucedido. Además, se recomienda modificar la contraseña de todos aquellos servicios en los que se utilice la misma, realizar un buen rastreo con un antivirus, eliminar archivos temporales y por último ir a la opción de “desinstalar programas” para borrar a los indeseables.

Las recomendaciones son sencillas y hasta de puro sentido común, como cuando hace dos días nos llegaban el cartero o el notificador municipal con una carta certificada y con acuse de recibo. Nuestra primera reacción era la cautela y en muchos casos ni hablar de coger nada “sospechoso de cobro”. Ahora lo mismo, pero sin clicar el enlace porque de lo contrario ya habremos firmado irremediablemente.