Teresa Moleres
SORBURUA

Arcos y pérgolas floridos

Para pasar de un espacio a otro del jardín utilizamos pérgolas y arcos floridos, que guían y aumentan el interés al descubrir diferentes zonas y, cuando el espacio es pequeño visualmente, amplían su dimensión. El arco florido o la pérgola puede ser de madera o de otro material durable bien anclado al suelo. Si los postes o soportes son de madera, para prolongar su vida cubriremos con alquitrán la parte enterrada e irán sujetos con estribos metálicos de acero galvanizado hincados en la tierra. Estos soportes enfundan los postes y los protegen de la humedad del suelo. Los lados de la pérgola van recubiertos de un enrejado para que las plantas trepen y formen un dosel vegetal.

La plantación puede ser frutal con fresales, frambuesas y grosellas. Al no ser naturalmente trepadoras, hay que ayudarlas a medida que crecen y eso se hace atándolas al soporte con rafia para que ganen en altura. Las plantas trepadoras con flores como las glicinias, clematies, capuchinas, buganvillas, guisantes de olor, pasifloras, rosas y madreselvas en algunos casos se agarran al soporte por sus propios medios, aunque a comienzos de su crecimiento es conveniente guiarlas en la dirección apropiada. Otras opciones son la hiedra, el jazmín o la viña virgen.

Las plantas trepadoras con flores se plantan a 30 cms del pie del poste, en un hoyo de 40 cms, con tierra rica, excepto la glicinia, que prefiere un suelo pobre. El cepellón debe ir colocado algo inclinado en dirección al poste. Para las plantas de fruta, el hoyo debe ser de 30 cms de ancho y estar a 15 cms del poste. Si el suelo es calcáreo, es conveniente añadir tierra ácida para evitar la clorosis. Para tapar los pies de los postes se pueden plantar upinos, geranios, heucheras y bergenias que se acomodan a todos los terrenos. Además del boj, que solo pide dos recortes al año.

En el caso de que se trate de vestir una pérgola desguarnecida, la solución pasa por escoger plantas que la cubrirán en una temporada como las ipomeas purpurea o las capuchinas de flores grandes azul violeta que crecen en profusión. En un suelo rico las ipomeas pueden alcanzar cinco metros en una sola temporada. Otra solución rápida es el lúpulo dorado que crece ocho metros.