Iker Fidalgo
Crítico de arte
PANORAMIKA

Hablar de pintura

La pintura es una de las grandes disciplinas del arte. Su presencia ha estado ligada a la expresión artística desde el principio de los tiempos. Plasmar algo en una superficie utilizando un pigmento o un elemento que marque o raye parece tan inherente al ser humano que es de las primeras cosas que aprendemos cuando apenas tenemos uso de razón. Lo pictórico ha ido acompañando a la evolución del arte, sin perder nunca su jerarquía y su presencia. Algo tiene que en cada nueva generación de artistas varios son los nombres que la abrazan, la rehacen y la interpretan para seguir vinculándola a la contemporaneidad que le corresponde. Incluso la era digital le ha servido como resorte para buscar una nueva posición. Ni las nuevas técnicas de edición mediante softwares, ni las nuevas formas de difusión de imagen han conseguido que la pintura sea vista como algo pasado de moda o anclado en épocas anteriores.

Por otro lado, hay que decir que no ha sido un camino fácil. Tanto en las primeras vanguardias como en las tendencias surgidas con el conceptual y la superación de lo analógico siempre han surgido voces que han cuestionado su valía. Su capacidad de adaptación está más que demostrada y su vigencia es reivindicada en cada nueva exposición. Si una cosa está clara es que mientras el arte siga vivo, no hay disciplina que quede obsoleta. Para ilustrar la premisa que lanzamos en esta introducción, reseñamos tres exposiciones en las que la pintura emerge como protagonista. Diferentes estilos, tendencias e incluso épocas, se dan cita en la página de hoy como una prueba tangible de el buen estado de salud de una de las grandes áreas del arte.

El pasado junio, el Museo Bellas Artes de Bilbo inauguraba la exposición “Luis Paret en Bilbao. Arte sacro y profano”. Tras la prorrogación de su fecha de cierre, su clausura está prevista para el día 17 de este mes de octubre. El pintor Luis Paret (Madrid, 1746-1799) residió en la capital de Bizkaia durante casi una década, cumpliendo parte de un destierro impuesto por el Rey Carlos III. El trabajo realizado durante estos años sirve como testigo de la trasformación del territorio durante el S.XVIII. Más de medio centenar de obras y objetos de diversa tipología forman parte de la puesta en escena. Además y fruto de un convenio de colaboración interinstitucional, la muestra se articula en dos sedes. El Museo de Arte Sacro alberga una colección de 27 piezas religiosas entre las que se encuentra el propio Paret y otros nombres coetáneos. Sus paisajes cantábricos de corte rococó, son algunas de las piezas más conocidas de su legado.

El espacio Marzana de Bilbo recibe desde el pasado 23 de septiembre la exposición “La Rebelión” a cargo de Carmelo Camacho (Ciudad Real, 1959). Su pintura pareciera tener algo relacionado con lo fragmentado. Como si el gesto de la abstracción fuera conformando por capas diferentes niveles hasta adquirir un cuerpo propio. La exposición consta de pinturas de mediano y gran formato y de una serie de objetos escultóricos. Estos están compuestos con la misma coherencia que los cuadros, pues se asientan de nuevo en la construcción de un todo desde la acumulación. Como ensamblajes que propician un diálogo entre cada uno de los elementos de la sala, conviven y se entienden.

“Volé tan alto, tan alto...que le di caza al alcance” es el título de la exposición presentada por Erramun Mendibelanda (Gernika, 1958) en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbo. Una colección de obras realizadas desde 1989 entre las que se encuentran óleos de diferentes formatos, grabados y cajas de madera intervenidas. Hasta el próximo día 15, podremos disfrutar de un trabajo de gran interés compositivo. Una abstracción compuesta por líneas y masas de color domina la muestra. Especial mención merecen las cajas de madera. Pequeñas escenografías de delicada factura que evocan relatos y narraciones que suceden dentro de las vitrinas.