Iñigo Garcia Odiaga
Arquitecto
ARQUITECTURA

Objeto improbable

El pasado 6 de noviembre se inauguró el Depot Boijmans Van Beuningen en Rotterdam, la primera instalación de almacenamiento de obras de arte con acceso público que abre sus puertas en el mundo. El edificio, proyectado por MVRDV, gira en torno a la interacción entre los visitantes y las más de 151.000 obras que se almacenan en los distintos depósitos.

La colección de arte del Museo Boijmans Van Beuningen ha crecido durante más de 170 años hasta incluir más de 151.000 piezas: 63.000 pinturas, fotografías, películas, diseños preindustriales y objetos de diseño, instalaciones y esculturas de arte contemporáneo, así como 88.000 impresiones y dibujos. La colección ofrece un recorrido por la historia del arte, desde la Edad Media hasta el siglo XXI.

El célebre Museo Boijmans Van Beuningen en Rotterdam está actualmente cerrado por una renovación y remodelación a gran escala. Esta remodelación era ampliamente esperada, y el edificio no podía continuar en su estado actual, debido al amianto, el riesgo de inundaciones, las instalaciones técnicas obsoletas y las medidas de seguridad contra incendios inadecuadas. Tras un concurso internacional, fue el estudio Mecanoo el equipo seleccionado para acometer su renovación que finalizará en 2028.

Los depósitos de arte en el sótano del Museo eran inseguros, estaban demasiado llenos y obsoletos, por lo que poco a poco se fueron vaciando y las piezas se fueron almacenando en cinco depósitos fuera de él. Dada la dimensión y valor de la colección, la única solución posible finalmente fue construir un depósito de acceso público adyacente al edificio del museo en el centro de Rotterdam.

Este depósito ofrece un vistazo entre bastidores del mundo de los museos y hace que toda la colección de arte sea accesible al público. Los museos de todo el mundo suelen mostrar entre el seis y el diez por ciento de sus colecciones; el 90 por ciento restante está escondido en los almacenes, y esta instalación romperá por primera vez con esta tradición de ocultación.

La nueva pieza es un edificio reflectante único y con sus 39,5 metros de altura, y un bosque en la azotea para disfrutar de las vistas panorámicas será un nuevo icono para Rotterdam. Uno de los objetivos del proyecto era diseñar un edificio muy atractivo donde los visitantes se sintieran bienvenidos, y que al mismo tiempo dejara intacta la entrada al Museo. Su forma de ovoide hace que sea igualmente atractivo por todos lados, ya que carece de frente y trasera. El edificio sobresale hacia el exterior a medida que se eleva y tiene un voladizo de diez metros para dar cabida a todo el programa: depósitos, estudios de restauración, espacios de hostelería, auditorio y oficinas.

Su fachada espejada permite que dependiendo del clima, el depósito se vea diferente todos los días, como un cuadro vivo. En el interior, la parte más llamativa del edificio es el atrio, con sus escaleras entrecruzadas y ventanas a los espacios de almacenamiento que abren visiones constantemente sobre el arte que inunda la totalidad del edificio.

Además de la propia colección, el público también puede observar los procesos de conservación y restauración, transporte y empaque de las obras de arte. Rodeados de arte, los visitantes son conducidos hacia arriba a través de la escalera de vidrio por cinco grandes escaleras en zigzag que recuerdan el trabajo clásico de Giovanni Piranesi. Las obras de arte se almacenan de la manera más eficiente posible, de manera similar a un depósito cerrado.

Un hermoso almacén. Además de la función del depósito como sala de máquinas del museo, también cumplirá una función comercial. Parte del edificio se puede alquilar como espacio de almacenamiento para el arte de coleccionistas privados, colecciones corporativas u otros museos, que a su vez pueden abrir estos espacios al público. El sexto piso, accesible a través de un ascensor específico, está situado a una altura de unos 35 metros y ofrece impresionantes vistas de la ciudad. El jardín de la azotea incluye un pabellón con un espacio para eventos que está disponible para alquilar y un restaurante.

Uno de los sistemas más complejos es el climático, al tener que resolver cinco zonas climáticas para albergar el arte más delicado, desde grabados y pinturas hasta fotografías. La regulación de este clima requiere precisión y consume mucha energía, por lo que el edificio ha sido diseñado para proporcionar las condiciones óptimas para el arte y, al mismo tiempo, ser lo más eficiente posible desde el punto de vista energético.

Tanto por su programa como por su forma o incluso por su revestimiento, el edificio es un objeto improbable, una gota de agua suspendida en un sitio sin ordenar del centro de Rotterdam, una joya icónica y llamativa que en el fondo es un almacén, un enorme trastero. Eso sí, un trastero de cientos de miles de obras de arte.