Jone Buruzko
IRUDITAN

Pegados al tren

Un tren de pasajeros atraviesa un mercado en medio de los puestos de frutas y verduras, literalmente pegados a las vías y sin que nadie se alarme. Curioso, ¿eh? Suena la sirena del tren avisando de su inminente llegada y, al instante, los toldos de este mercado de Maeklong, en la provincia de Samut Songkhram, a unos 80 kms de Bangkok, se pliegan uno tras otro para dejar paso al convoy. La escena se produce a diario y se repite hasta seis veces al día. En ese momento, decenas de comerciantes tailandeses –instalados en un tramo de 500 metros que venden de todo, desde productos frescos hasta ropa y souvenirs– recogen sus pertenencias mientras sus clientes y otros transeúntes que pasaban por allí se refugian en garitas y rincones a la espera de que el transporte pase de largo y vuelvan a extenderse los puestos de venta y a sacar los productos de los capazos.

Ingeniosamente montados sobre ruedas, los puestos se deslizan a ambos lados de los raíles y los vagones pasan sobre los productos a la venta como si nada. Lo más alucinante es que no hay nervios, reina la calma porque están acostumbrados y conocen bien el procedimiento tanto que en los últimos 50 años nunca han tenido que lamentar un accidente. Lo constatan los vendedores más veteranos de un mercado ferroviario que ya existía mucho antes de que los turistas lo descubrieran en Instagram. Ahora, móvil en mano, acuden a inmortalizar la escena. Una vez más, la realidad supera a la ficción.