BERTA GARCIA
CONSUMO

Zerodespilfarro

Tomo prestado el lema del Gobierno de Gasteiz que, junto a la Fundación Elika, lleva desarrollando un plan para luchar contra el despilfarro de alimentos en la CAV basado en las 4R (Reducir, Reutilizar, Redistribuir y Revalorizar). Y es que las fechas son las adecuadas para afrontar el tema por aquello del alto consumo que ejercemos en torno a las fiestas navideñas.

En la web zerodespilfarro.elika.eus. han calculado las cantidades y citan textualmente: «Los residuos alimentarios (parte comestible + parte no comestible) en la CAV en toda la cadena alimentaria sumarían un total de 311.558 toneladas/año, lo que supone 143 kg por persona y año, que se distribuyen porcentualmente de la siguiente forma: 1,5% en producción primaria (4.670 t), 23,8% en manufactura (74.306 t), 20,4% en distribución (63.674 t), 9,5% en HORECA (29.640 t) y 44,7% en hogares (139.268 t)».

Es decir, una barbaridad de gasto y basura, y eso sin contar los otros kilos y gastos generados en el resto de productos no alimentarios. Por ejemplo, las compras por internet, con lo que conllevan de embalajes, transportes y devoluciones. De esta manera, subimos en el ranking de consumo y gasto como usuarios y gastadores de huella de carbono. Vienen fechas calificadas de entrañables pero en cuestiones de economía hay que ser fríos y calculadores, por lo que es bueno y práctico planificar menús y demás compras y ceñirnos a la lista.

Sugerencias. Siempre que se pueda la compra local marca la diferencia, no solo porque mantiene viva la comunidad, social y económicamente, también porque sus impuestos (al igual que los nuestros) van a la misma caja común.

La opción de productos de temporada sale a cuenta, ya que podemos disfrutar de exquisiteces a lo largo del año y a precios más ajustados. Además, no todo lo que se vende en estas fechas viene de la mar al plato o de la granja a la mesa.

Un buen truco para calcular las cantidades es visualizar la enormidad de restos que tiramos a la basura por aquello de “más vale que sobre que no que falte”. La primera agradecida es nuestra salud y después, nuestra cartera. Si es posible, mejor pagar en efectivo porque la tarjeta bancaria es como la Justicia: ciega.