Operaciones de estética
En las llamadas operaciones de estética, crecen las reclamaciones ante resultados indeseados, y es que el aumento de personas que recurren a ellas ha hecho aumentar también el número de intrusistas profesionales. La cirugía estética, a diferencia de cualquier otra especialidad médica, tiene un carácter voluntario, ya que es “innecesaria” desde el punto de vista terapéutico, pero conlleva riesgos para la persona usuaria, y por esto le es aplicable un tratamiento jurídico en el ámbito de la responsabilidad.
La intervención deberá realizarse bajo una serie de previsiones técnico-sanitarias como son: la acreditación técnica del facultativo, debiendo tener el médico título homologado en el Estado español; la autorización administrativa de la clínica donde se practique; la adecuación del quirófano conforme está regulado; el cumplimiento de los derechos del paciente sobre la información previa asistencial; y el posterior consentimiento que se otorga firmado, igual que ante otras intervenciones quirúrgicas o invasivas. Es decir, se debe tener clara la profesionalidad del facultativo al que se acude y, aunque la intervención no requiera de una cirugía mayor, sino anestesia local y en régimen ambulatorio, antes de dar el consentimiento firmado hay que leer detenidamente el documento y aclarar dudas.
Información. La publicidad es importante en este tipo de servicios, ya que se debe hacer constar el número de registro otorgado por la autoridad sanitaria. La publicidad de los centros de cirugía estética cobra especial relevancia, no solo sobre las obligaciones específicas que acabamos de ver, sino también en cuanto al contenido propio de la información que transmiten, ya que no puede inducir a error en el destinatario sobre los verdaderos resultados que puede obtener, ni prometer resultados, al tratarse de una actividad médico-quirúrgica. Lamentablemente, todo lo trabajado en décadas pasadas para erradicar los “cánones de belleza” que se achacaban a las modelos crece como las setas en redes sociales con los y las influencers y, por absurdo que parezca, el deseo de conseguir un “cuerpo 10” hace olvidar los riesgos quirúrgicos.