Gotzon Uribe
Crítico musical
MÚSICA

Aziza Brahim

Aziza Brahim, cantante y compositora, creció en los campamentos de refugiados saharauis de Argelia después de que su familia se viera obligada a exiliarse del Sáhara Occidental. “Mawja”, decían sus abuelos mientras cambiaban de emisora. Onda. Onda media, FM. La radio le traía el mundo, la música de todo el planeta a través de las ondas. Cuando se marchó, primero a estudiar a Cuba y luego a vivir a Barcelona, Brahim nunca olvidó la radio ni la educación que le ofrecía. Ahora las ondas vuelven a llevarla en “Mawja”, su cuarto álbum. Es un disco teñido por sus propios viajes, su diáspora personal y la música que escuchaba a través del altavoz de aquella radio de transistores cuando era niña.

«La música te permite enriquecer tus sonidos originales con otros que aprendes, ‘Mawja’ muestra todo lo que me envuelve», dice. Refleja lo que ha oído por la península ibérica, sobre todo los ritmos y los instrumentos de percusión. «Está la pandereta, el pandero cuadrado o el almirez. Pero he mezclado con otros instrumentos de percusión africanos, e incluso de otros continentes. Hay una fusión en la raíz de cada canción». “Mawja” es una poderosa declaración, basada en todo lo que Brahim consiguió con su último álbum, el alabado “Sahari” (2019), que ofrecía un retrato de su pueblo saharaui desplazado. Pero los cuatro años transcurridos desde aquel lanzamiento han sido difíciles para ella.

«Tuve una fuerte crisis de ansiedad. Justo cuando me estaba recuperando, ocurrió lo del covid y el confinamiento, y tuvimos que suspender la gira que teníamos prevista. Eso empeoró mi estado. Tuve que luchar para mantener el equilibrio. Luego, cuando empezaba a recuperarme, en noviembre de 2020, mi país, el Sahara Occidental, volvió a estar en guerra contra Marruecos. Todavía lo está», señala. Pero la vida le tenía reservado otro gran golpe. Un año después falleció su abuela Ljadra, una figura muy importante para ella y eso le supuso una recaída.

“Mawja” es un álbum que cambia de estado de ánimo, desde el estridente traqueteo de “Metal, Madera”, pasando por su reimaginación de “Marhabna 2.1”, una canción que apareció en su debut, hasta “Duaa” y “Ljaima Likbira”, las tiernas y cariñosas elegías de Brahim a su abuela. «Fue una poeta muy importante de la revolución y la cultura saharauis», dice Brahim. «Las personas como ella son inmortales y su legado vivirá para siempre en la memoria de mucha gente». “Duaa” es una oración para honrar su memoria.

Pero hay una huida del dolor hacia la magia y el mito que sigue en “Bubisher”, sobre un pájaro legendario de la literatura saharaui. En la creencia popular, el bubisher es un pájaro de la suerte porque trae buenas noticias, su avistamiento es señal de que recibiremos buenas noticias. Basándose en esa idea, la gente creó un proyecto para los que están en los campos de refugiados y lleva ese nombre.


Bolis Pupul

Tras “Topical dancer”, su álbum a dúo con Charlotte Adigéry, Bolis Pupul vuelve con un disco en solitario titulado “Letter To Yu”. En él se documenta el regreso de Bolis a Hong Kong a principios de este año, donde se reencontró con las raíces de su difunta madre y plasmó el proceso íntimo de este viaje a través de la música, el vídeo y la fotografía con la ayuda de su pareja, la fotógrafa Bieke Depoorter. Producido por Soulwax, “Letter To Yu” es un gran trabajo de brillantez electrónica que aborda temas universales como el dolor, la ascendencia, el amor, la pérdida, la pertenencia, la no pertenencia y la experiencia de ser un niño de la llamada tercera cultura.