Miren Artetxe
LITERATURA

Tragicomedia griega

Año 412 a.C. Atenas ha sufrido una dura derrota en su intento de invasión de Siracusa, en la antigua Sicilia. Los recuerdos de la violencia sufrida están por todas partes, sobre todo en las canteras de las afueras de la ciudad, donde miles de atenienses permanecen prisioneros, expuestos tanto al sol abrasador como a las lluvias torrenciales, encadenados, derrotados y famélicos, a los que «ya no les queda nada, ni siquiera el miedo». Este es el contexto en el que se desarrolla “Deus Ex”, el debut literario del dublinense Ferdia Lennon, una original y surrealista exploración del coste de la guerra, tanto para los vencedores como para los vencidos, en la que se vislumbran temas como la pobreza, el encarcelamiento y la explotación, pero también el poder curativo del arte, la amistad, el amor y la esperanza. La novela, muy entretenida, es una tragicomedia griega que bebe de la tradición irlandesa.

Los protagonistas son Lampo y Gelón, dos alfareros locales amigos desde la infancia, tan diferentes como inseparables. Están en paro, y sin mucho con qué ocupar el tiempo, deciden visitar la cantera cercana para «dar de comer a los atenienses». Pero su propósito tiene poco de humanitario: solo recibirán alguna ración -un mendrugo de pan y un puñado de aceitunas- los que reciten algún fragmento de la obra de Eurípides. Al borde de la inanición y sin apenas fuerza para hablar, algunos lo intentan en vano, y solo uno o dos lo consiguen. Estos comen algo, el resto, a seguir muriendo de hambre. Ajeno a este padecimiento, Gelón, que ama con desesperación el teatro ateniense, solo piensa en su querido dramaturgo y en que «esos de la cantera pueden ser todo lo que queda de ese teatro, al menos en Siracusa». Así que, ¿por qué no representar “Medea” con los prisioneros como protagonistas? Dicho y hecho. Los dos amigos se ponen manos a la obra y se embarcan en una surrealista aventura para materializar su propósito: el casting, la financiación, el atrezzo y vestuario, los ensayos y, finalmente, la representación, el desenlace y las consecuencias.

La historia se desarrolla en apenas unas pocas semanas y está narrada por Lampo, alegre e indiferente, cuyas ambiciones no van más allá de tener suficiente dinero para la próxima jarra de vino. Es, precisamente, la voz de Lampo la que marca el tono de la narración, que roza la picaresca. En su versión original, Ferdia Lennon, licenciado en Historia Clásica, ha utilizado la lengua vernácula irlandesa moderna, lo que tiñe a esta tragedia clásica de comedia actual.