Gurutze Anduaga
TURISTIFICACIÓN MASIVA

¿Ciudades para vivir o destinos turísticos?

El turismo en masa se ha convertido en un problema para muchas localizaciones que reciben miles de visitantes cada año, siendo cada vez mayor la reclamación ciudadana por un turismo regulado y que respete el día a día de los vecinos. Algunas ciudades europeas ya están tomando medidas para hacer frente a un fenómeno en crecimiento excesivo.

Una de las tantas protestas que vienen sucediéndose en Venecia.Marco Bertorello | AFP
Una de las tantas protestas que vienen sucediéndose en Venecia.Marco Bertorello | AFP

Ver turistas por las ciudades ya no es un hecho que se ciña a fechas señaladas. Ni verano, ni Navidad, ni Semana Santa. El turismo se ha convertido en un fenómeno expansivo que abarca los doce meses del año, aunque siga habiendo fechas “cumbre” en ciertas épocas del calendario. Las múltiples opciones en los medios de transporte para viajar (billetes de avión más asequibles o los diferentes servicios para trasladarse por carretera) y la amplia oferta de alojamientos (más allá de los tradicionales hoteles, apartamentos turísticos que se proporcionan en grandes plataformas digitales) ofrecen la opción de realizar un viaje con un coste bastante más inferior.

Foto panorámica de la bahía de La Concha y turistas visitando masivamente el «Peine del Viento». Jon Urbe | FOKU

Pero, ¿a dónde quieren viajar los turistas? Y, sobre todo, ¿qué tipo de turismo quiere ofrecer la ciudad que los acoge? No hay que ir demasiado lejos para conocer de cerca la controversia que genera el turismo masivo, especialmente entre los vecinos. Ahí tenemos a Donostia, un marco incomparable que en los últimos años ha atraído a innumerables inversores, por lo que el debate está encima de la mesa.

En un informe realizado por tres investigadores de la UPV-EHU y dado a conocer el pasado marzo, se hacía referencia a que cuatro de cada cinco donostiarras creen excesivo o muy excesivo el número de turistas recibidos. Además, se reflejaba que una mayoría percibe afecciones negativas en aspectos como el comercio, la hostelería, la vivienda o el tráfico, y considera que se gobierna más pensando en el turista que en la población local.

Recientemente, el Tribunal Supremo avalaba que se veten los apartamentos turísticos en las comunidades de propietarios en las que se prohíbe expresamente en sus estatutos que las viviendas se usen para ejercer una actividad económica. Los magistrados concluían que el alquiler de viviendas para uso turístico es una actividad económica, por lo que daban la razón a dos comunidades de propietarios: una en Donostia, y otra en Oviedo.

A principios de marzo, el Ayuntamiento donostiarra aprobaba una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para prorrogar dos años más la suspensión completa del otorgamiento de nuevas licencias de alojamiento en Antiguo-Ondarreta, Ategorrieta-Ulia, Centro, Gros e Ibaeta, mientras que en el resto de la ciudad solo en las parcelas de tipo residencial. La Parte Vieja queda excluida de esta regulación por considerarse ya anteriormente zona saturada.

Venecia es una de las ciudades más visitadas del mundo, pero las medidas tomadas no han convencido a todos los lugareños. Marco Bertorello | AFP

VENECIA PONE PEAJES

Salgamos de Euskal Herria y ampliemos la mirada a otros territorios. ¿Qué está ocurriendo en las grandes ciudades turísticas de Europa? Sin duda, Venecia podría ser uno de los ejemplos más claros. Cada año recibe la visita de miles de turistas y esa masificación, tanto como las consecuencias del cambio climático, están poniendo en jaque el futuro de este lugar de grandísima belleza.

Tanto es así que Venecia se ha convertido en la primera ciudad del mundo en la que hay que pagar para poder visitarla. Desde abril se pide abonar a sus visitantes un peaje de 5 euros, aunque no a todos. De las 171.000 personas registradas hasta el pasado 20 de abril en el nuevo portal dedicado a la venta de entradas, 40.000 habían pagado el ticket y el resto estaban exentos por diversos motivos: ciudadanos de la región del Véneto, visitas médicas, alojarse en hoteles del centro o en casa de venecianos, ir solo a las islas... y una larga lista. La medida entró en vigor el 25 de abril y ha comenzado a cobrarse esta tasa durante los sucesivos fines de semana hasta el 14 de julio, además del 1 y 2 de junio. Las multas para los infractores van de 30 a 500 euros.

En el centro de Venecia quedan 48.997 habitantes, la mayoría mayores de 65 años: en cambio, hay más de 52.000 plazas turísticas, en los días punta los visitantes superan los 170.000 y en 2023 Venecia recibió 38 millones de visitantes, pero solo el 30% durmió en la laguna, según las asociaciones de ciudadanos.

¿Servirá para limitar el turismo? El concejal Giovanni Andrea Martini, líder de la opositora “Toda la ciudad unida”, que capitanea las protestas contra la medida, afirma que «no va a funcionar, porque no se ha puesto un límite y bastará con pagar. No son los 5 euros los que limitarán el turismo». Además, añade, crea «un problema de privacidad para los ciudadanos al tener que explicar tus movimientos o a quién alojas en tu casa».

Martini y las asociaciones han organizado manifestaciones en la plaza Roma, la principal entrada a Venecia, para protestar porque ahora «se convierte de verdad en una ciudad museo donde hay que pagar», sin «abordar todas las verdaderas problemáticas de sus ciudadanos».

Por su parte, el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, defiende su iniciativa. «Nadie quiere cerrar la ciudad y, si alguien quiere venir esos días, puede hacerlo pagando 5 euros y reservar la visita. Esto nos dará datos reales e importantes: cuántos visitantes, de dónde vienen, cuántas exenciones y mucho más, una herramienta importante para entender cómo organizar los servicios», dijo en una reciente rueda de prensa en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma.

Es «un experimento que nadie ha llevado a cabo hasta ahora, pero que muchas ciudades internacionales están analizando con atención», afirmaba, por su parte, el concejal de turismo, Simone Venturini. «La tarifa de acceso no fue concebida como un ‘billete’ que pagar, sino como un sistema de reserva para visitar el centro histórico con el objetivo de mejorar la gestión de los flujos y lograr un equilibrio entre las necesidades de quienes pretenden descubrir las bellezas de la ciudad y aquellos que, en cambio, viven o trabajan en ella».

Ámsterdam es otra de las ciudades masificadas por el turismo; se prohíbe la construcción de nuevos hoteles y se pretende reducir el número de pernoctaciones al año y los cruceros fluviales. Getty

ÁMSTERDAM TAMBIÉN TOMA MEDIDAS

Ámsterdam. Historia y vida cultural. Atrae a la ciudad miles de turistas al año, pero la situación se está volviendo insostenible, sobre todo porque el turismo masivo está afectando a la calidad de vida de sus residentes. No hay más remedio que tomar medidas.

Una de ellas es la restricción de construir nuevos hoteles en la ciudad, a menos que bajen la persiana establecimientos ya existentes. Con esta medida, la capital holandesa podrá controlar el número de plazas hoteleras y que estas no aumenten. Por tanto, los nuevos proyectos que saldrán adelante, un total de 26, serán los que ya fueron aprobados antes de que esta medida entrara en vigor.

¿Pero es suficiente con limitar la construcción de nuevos hoteles? La ciudad va más allá e incluso restringirá el número de pernoctaciones anuales. El límite máximo es de 20 millones de pernoctaciones turísticas por año, y esta medida responde a la iniciativa popular “Ámsterdam tiene una opción”, que recogió 30.000 firmas de residentes locales. En 2023 se contabilizaron 20,6 millones de pernoctaciones, una cifra que quiere reducir el gobierno local. Además, implantan como objetivo para el año 2028 reducir a la mitad los cruceros fluviales autorizados, pasando de los 2.125 de 2013 a los 1.150 para dentro de cuatro años. Si se consiguieran estos objetivos en cuanto a turismo fluvial, se calcula que el número de visitantes se reduciría en casi 300.000 personas. Asimismo, se estudia también la posibilidad de reducir el número de autocares turísticos que llegan a la ciudad.

Una protesta en contra del macroturismo en las islas Canarias. Jesús Hellín | Europa Press

CANARIAS EN PIE

El pasado 20 de abril Canarias se levantaba y protagonizaba la mayor movilización de su historia dentro de una convocatoria que proclamaba que “Canarias tiene un límite”. Decenas de miles de personas salían a las calles de las ocho islas de Canarias, y también fuera del archipiélago, para exigir al unísono un giro en el modelo turístico de masas y, por extensión, del marco socioeconómico del territorio insular.

Las marchas recogieron una expresión de hartazgo por los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de los alquileres o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales. Los organizadores habían puesto el foco inicial en reclamar una moratoria que suspenda la autorización de nuevas plazas hoteleras y pisos vacacionales, una ecotasa y la regulación de la compra de vivienda por parte de extranjeros.

El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, solicitaba el pasado 2 de mayo a la Conferencia de las Regiones Periféricas y Marítimas de Europa (CRPM) que se celebre un foro monográfico en Bruselas para hablar de la saturación demográfica en zonas turísticas.

El Ejecutivo indicaba que, además, solicitó a los servicios jurídicos un informe sobre la viabilidad de una reforma legislativa que permita establecer mecanismos para limitar la compra de viviendas por parte de capital extranjero en las islas.

Recordaba que hay territorios comunitarios que cuentan con estas limitaciones, pero su regulación es previa al ingreso en la Unión Europea, y explica que es el caso de Malta, que entró en la UE en 2005, y en la negociación y acuerdo posterior añadió una disposición que impide a los ciudadanos europeos comprar más de una vivienda en la isla a no ser que sean residentes en ese país durante más de cinco años.

Una situación que se repite en Finlandia que, para su entrada en la UE, incluyó una restricción en la adquisición de terrenos o viviendas para archipiélago de las islas Aland. De esta forma, un europeo no finlandés necesita el permiso de las autoridades para comprar una propiedad.

El Gobierno canario ha puesto en marcha una estrategia para debatir la saturación demográfica, y Fernando Clavijo indicaba que se trata de una de las áreas marcadas por el Ejecutivo autonómico. En los planes más inmediatos del Gobierno canario figuraría, además, introducir el debate sobre la saturación poblacional en las zonas turísticas, problema que comparten otros archipiélagos y núcleos costeros europeos. Sin embargo, afirmaba que «no pondrá en peligro» el turismo.

La explotación turística y la calidad de vida para los residentes de estos lugares se topan en el cruce de las contradicciones. Siendo el turismo uno de los motores económicos más importantes, es necesario encontrar un equilibrio donde las ciudades sean primero lugares para vivir y trabajar y, al mismo tiempo, el sector hostelero pueda continuar trabajando de una forma más sostenible.