XANDRA ROMERO
SALUD

¿Hay que restringir el azúcar a bebés y niños?

¿Restringir el consumo de azúcar a bebés y niños es una moda, una exageración o una evidencia? En este artículo, nuestra nutricionista responde a esta pregunta. En una sociedad en la que se abusa de los azúcares añadidos, la educación es muy importante en las costumbres diarias.

(Getty)

Seguro que muchos abuelos, e incluso padres que están leyendo este artículo, al ver el título piensan con desdén que es una moda absurda más de las que se hacen hoy en día con los bebés y niños pequeños. Sin embargo, la recomendación actual es clara, y es que los niños menores de 1 año, y a poder ser hasta los 2, no deberían probar el azúcar. Sin embargo, como madre de un bebé de 1 año, no paro de escuchar por parte del entorno cercano -y del ajeno también- que cuándo van a poder darle azúcar.

Así que para empezar, y antes de aclarar si es moda, exageración o evidencia científica, tenemos que tener claras dos cosas; en primer lugar, que no existen requerimientos dietéticos de azúcar libre para bebés y niños, es decir, no existe una cantidad mínima de necesidad de azúcar libre para su óptimo crecimiento, mantenimiento y funcionamiento, como sí la hay, por ejemplo, para el hierro, las proteínas y muchos otros nutrientes. Y, en segundo lugar, ¿qué es el azúcar libre y dónde se encuentra? Pues este término hace referencia a todos los azúcares añadidos en los alimentos y bebidas por el fabricante, cocinero o consumidor, además del azúcar presente de forma natural en la miel, los zumos de frutas naturales y concentrados de zumos de frutas.

Y, ¿por qué no necesitan y, por tanto, no deben consumir estos azúcares? De lo que sí existe evidencia científica clara es de que el azúcar libre tiene consecuencias fisiológicas diferentes que las del azúcar intrínseco presente en las paredes celulares de verduras, frutas y hortalizas o en leche y productos lácteos naturalmente presente como fructosa y lactosa. Concretamente, el consumo excesivo de azúcar libre está vinculado a una serie de situaciones de salud, tanto a corto como a largo plazo. Y esto último es importante porque no darles azúcar ahora significa cuidar de la salud de ese niño en la actualidad y también cuando sea adulto.

Y, si alguien sale con el típico comentario de que antaño se les daba azúcar y no pasaba nada, me gustaría decirle algo, que queda claramente reflejado en la guía “Ingesta de Azúcar en Bebés, Niños y Adolescentes” elaborada por el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN), y es que el entorno alimentario actual no es el de antes. Hoy en día se caracteriza por un suministro barato y abundante de azúcar y un aumento continuo de su consumo.

Un dato que poca gente conoce es la modificación de las preferencias del sabor dulce; los bebés y los niños tienen una preferencia innata por los sabores dulces, pero dicha preferencia no solo está influenciada por la genética, sino también por la disponibilidad de alimentos y por las influencias del entorno, por lo que la preferencia por el sabor dulce puede modificarse en la infancia temprana, lo que supone que la ingesta de excesivo azúcar durante esta etapa crítica puede influir en la preferencia de su consumo futuro.