Jone Buruzko
IRUDITAN

Visita al pasado

(Jordan Pix Getty Images)

Una turista jordana recorre uno de los lugares emblemáticos de Umm al-Jimal, el último sitio de Jordania, y ya van siete, incluido oficialmente por la UNESCO en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Esta ciudad, situada en el noreste del país, fue fundada en el siglo I d.C. y ejerció de importante centro comercial y agrícola durante varios siglos. Allí estaban los nabateos, un antiguo pueblo árabe, capaz de crear un complejo sistema de riego, lo que demuestra sus conocimientos hidráulicos. También dejaron huella en el lugar otras comunidades en los periodos griego, romano y bizantino; hay textos en griego y árabe grabados en las paredes. Umm al-Jimal se traduce como “Madre de camellos”, un nombre apropiado por la utilización habitual de este animal en las caravanas comerciales. También la llaman “Petra negra”, en alusión a otro de los sitios más conocidos y concurridos del país y a su arquitectura de basalto, la roca volcánica más común. Ubicada en un impresionante paisaje desértico, sus ruinas están bien conservadas; alberga unos 150 edificios de piedra, algunos de varias plantas. El turismo extranjero, muy próspero hasta hace poco, ha caído en picado ante la inestabilidad de Oriente Medio, lo que no ha evitado que se haya puesto en marcha un nuevo servicio de tren que va desde la capital, Amán, hasta Umm al-Jimal. Entre esto y la reciente distinción, quizás recuperen visitantes.