No demoler, reutilizar
La autora plantea la importancia de conservar los edificios y reutilizarlos, y pone como ejemplo el trabajo llevado a cabo en Basilea, donde un antiguo almacén de vino se ha convertido en una cooperativa de viviendas. Una propuesta actual, responsable y sostenible que celebra el pasado.

En el barrio de Lysbüchel, al norte de la ciudad suiza de Basilea, un antiguo almacén de vino ha dado paso a una nueva comunidad residencial. Donde antes se apilaban barricas y botellas, hoy emerge un complejo de viviendas resiliente, adaptado a los retos y necesidades de las ciudades contemporáneas.
La preexistencia industrial, construida en los años 50 y ampliada en la década de 1970, permaneció en desuso hasta que la fundación sin ánimo de lucro Stiftung Habitat la adquirió a la cooperativa Coop en 2013 para revitalizar Lysbüchel Süd. Su modelo urbano de desarrollo, basado en la cesión de suelo a cooperativas de vivienda y en la promoción directa de algunos edificios, ha impulsado la reconversión del barrio, promoviendo mayor diversidad social, accesibilidad y sentido de pertenencia.
Entre todas las intervenciones, el proyecto de Weinlagerstrasse 11 se erige como un referente en el proceso de regeneración urbana ya que, más allá de su escala, destaca por la capacidad de entrelazar la memoria fabril del ámbito con nuevas formas de vida comunitaria. La transformación, llevada a cabo entre 2018 y 2023 por el estudio de arquitectura Esch Sintzel Architekten, responde a una premisa fundamental: no demoler, sino reutilizar. Preservar la huella productiva del pasado responde a criterios de sostenibilidad, a la vez que establece un profundo respeto hacia la historia del lugar.
Los pilares de hormigón con capiteles trapezoidales, esqueleto original del antiguo almacén, se convierten en los protagonistas de las nuevas espacialidades. Lejos de ocultarlos, los arquitectos los celebran, otorgándoles una presencia casi escenográfica que se integra en cada unidad residencial. Todo ello aporta un carácter y una monumentalidad que conectan con el pasado industrial, actuando como tótems que reconcilian la infraestructura con la escala doméstica y articulan las principales acciones del habitar a su alrededor.

La expresión estructural también se traslada a los espacios comunes: dos largas “calles interiores” recorren longitudinalmente el inmueble, extendiendo la dinámica comunitaria hacia el exterior. En ellas se organizan las circulaciones a través de las viviendas, núcleos de comunicación, lavanderías y áreas compartidas, evocando la lógica de un pequeño barrio con lugares de encuentro y relación.
Frente a la rotundidad de la estructura de hormigón interior, una envolvente metálica aligera el conjunto e incorpora zonas de relación abiertas, vinculadas a las unidades habitacionales. Esta misma materialidad se traslada a las circulaciones exteriores de planta baja, que se elevan del suelo, permitiendo la permeabilidad del terreno y favoreciendo la presencia de vegetación.
La cotidianeidad de la comunidad se proyecta hacia la calle, prolongando la planta baja con un café-bar y varios locales comerciales que dialogan con el tejido urbano inmediato. Una sucesión de rampas y escaleras conecta el ámbito público con el doméstico, suavizando la transición entre ambos. Los recorridos culminan en una sala común y una amplia terraza en cubierta, donde los residentes disfrutan de un espacio de convivencia.

EVITAR RESIDUOS
En clave sostenible, la conservación del vestigio productivo evitó la generación de una gran cantidad de residuos y se estima que un 42% de la energía incorporada en la construcción original fue preservada gracias a la reutilización. A ello se suma la implementación de sistemas que permiten generar cerca de dos tercios del consumo energético total del edificio.
El resultado es una propuesta plenamente contemporánea, pero profundamente arraigada en su contexto. Una arquitectura que no impone, sino que dialoga con la memoria del entorno, abriendo camino a un planteamiento más consciente y adaptable. Una invitación a repensar la ciudad desde lo ya construido y a imaginar nuevas formas de habitar más responsables y sostenibles.
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