Dieta controlada en proteína
¿Consumimos demasiadas proteínas o nos quedamos cortos? La dietista-nutricionista de 7K aborda el tema basándose en los peligros que puede conllevar el exceso o la falta de proteína. Así que recomienda evitar los consejos comerciales al respecto y ajustar la ingesta a nuestras necesidades reales.

Aunque estamos malacostrumbrándonos a que nos bombardeen constantemente con productos enriquecidos en proteína y a creer que los necesitamos, lo cierto es que la gran mayoría de la población general nos pasamos, por mucho, con la ingesta de proteica.
A pesar de que el establecimiento de niveles de referencia proteicos seguros para la población en general sigue siendo a día de hoy fuente de debate, ya tenemos algunas referencias de que un exceso de proteína en nuestra dieta se puede pagar caro. La revista “Nature” ha publicado un estudio que apunta a que las dietas hiperproteicas (a partir de un 22% de proteínas en la dieta) pueden conllevar un mayor riesgo de arteriosclerosis, entre otros efectos adversos.
Sin embargo, en un panorama como este, existe un porcentaje elevado de la población que requiere, por cuestiones médicas, hacer una dieta controlada o restringida en proteína. Este tipo de tratamientos dietéticos se basan en la reducción o exclusión total de proteína ingerida, debido al efecto nocivo que tienen en el paciente con determinadas enfermedades metabólicas y enfermedad renal, principalmente cuando el objetivo es disminuir la carga de trabajo de los riñones o controlar la absorción de ciertos aminoácidos en enfermedades metabólicas.
En este tipo de condiciones, es necesario reducir en mayor o menor grado las proteínas de alto valor biológico, en general, proteínas de origen animal como carnes, pescados, huevos y lácteos. Aunque también puede verse modificada la ingesta de legumbres y frutos secos, fuente de proteínas de origen vegetal.
Como siempre, esta restricción o exclusión de proteínas, así como el resto de recomendaciones específicas de la dieta, dependerán del tipo de enfermedad y de la tolerancia individual del paciente, por lo que cada uno tendrá una indicación terapéutica diferente que debe ser elaborada y controlada por profesionales. E igualmente los que no padecemos este tipo de enfermedades pero queremos cuidar nuestra salud ahora y en el futuro, deberíamos ajustar nuestra ingesta proteica a nuestras necesidades reales y no a las “recomendaciones comerciales”.

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