TERESA MOLERES
SORBURUA

Asociaciones

En la naturaleza, los monocultivos no existen, ya que las plantas se mezclan y se complementan. El suelo nunca está libre de vegetación. Cualquier espacio, por pequeño que sea, si se queda con la tierra desnuda, enseguida se verá colonizado por variedad de plantas. Este comportamiento ha dado lugar al nacimiento de los cultivos asociados y a la rotación de cultivos.

Las plantas tienen influencia unas sobre otras durante su crecimiento y en muchos casos se estimulan, como sucede con cebollas y zanahorias. En otros casos, pueden llegar a molestarse, como cuando en un espacio pequeño se cultivan plantas de la misma familia que no se llevan bien. Por ejemplo, guisantes y vainas tendrán problemas de cohabitación, aunque las dos pertenecen a la familia de las papilionáceas. Sin embargo, enriquecerán el suelo con azote, que conviene a las plantas que les siguen en el cultivo de rotación, como son coliflor, col rizada y col roja. A pesar de ello, las cebollas no deben plantarse cerca de la familia de las coles, porque inhiben su crecimiento.

A los puerros les va bien la vecindad de todas las variedades de coles, excepto la col rizada (la naturaleza a veces es caprichosa), y escarola, zanahorias, tomate, apio, perejil y fresas. No le convienen la remolacha y tampoco vainas y guisante. Además, hay que olvidarse de plantar ajo o cebolletas a su lado.

Las plantas para ensalada, lechugas y escarolas se acomodan bien en cualquier lugar, aunque les va mejor asociadas con rabanitos, pepinos, fresas y puerros, pero no les convienen apio, menta o perejil.

A las calabazas les conviene la cercanía de brócoli y acelgas, porque estimulan su crecimiento, sin embargo, y curiosamente, no aceptan la proximidad de los calabacines. A estos les convienen espinacas, maíz, capuchinas y las vainas en rama, porque les protegen del viento.

Recordad que para comenzar la rotación de cultivos tanto de verduras como legumbres, primero será conveniente enriquecer el suelo con abono verde. Y luego, seguid con la rotación según las necesidades de nutrientes de cada variedad. De esta manera, cuidando las asociaciones y rotación de cultivos se consigue que la tierra mantenga su buena salud y disminuya la transmisión de agentes patógenos.