ARTURO F. RODRIGUEZ
PANORAMIKA

Músicas

Tal vez la característica más destacable de esa nueva territorialidad de las artes que tiene como bandera la hibridez y la fusión de las disciplinas, sea la incorporación del sonido y de la música en los procesos creativos. Pero el artífice de esta situación no es solo el papel que juega el audiovisual y la tecnología en las nuevas propuestas artísticas, también lo es el modo en que las exposiciones tienden a abrirse en sus propuestas, tienden a mostrar contextos creativos, épocas, generaciones, grupos recientes y movimientos sociales o culturales en los que nunca hubo dicha separación de las artes. Este giro, esta apertura que se ha venido dando en las formas del mostrar y del exponer, nos proporciona una amplitud de miras y un ensanchamiento del concepto de cultura; pero, por otro lado, conlleva nuevas exigencias relativas a la articulación de los materiales que se presentan con otro tipo de elementos textuales, intelectuales y afectivos. Cuestiones que conciernen a la exposición como espacio de representación, pero también como herramienta de conocimiento. Pero, sobre todo, añade una responsabilidad extra a esa labor denominada “comisarial”.

La exposición “Sonic Youth: Sensational Fix”, que llevó a cabo el Centro Dos de Mayo de Móstoles hace algún tiempo, supuso un interesante ejemplo de cómo mostrar la faceta multidisciplinar de este grupo musical y de su total identificación con la vanguardia artística. En el mismo centro de arte se presenta ahora “Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo”, una exposición que recorre la influencia de este movimiento contracultural en el arte, intentando establecer una genealogía que llegue hasta nuestros días. Tiempo habrá de referirse a ella cuando llegue a Artium de Gasteiz a finales de octubre. Desde una perspectiva mucho más local, “Rockomikiak binetak & doinuak”, que tuvo una primera versión en el Koldo Mitxelena de Donostia, llega ahora a Oihaneder euskararen etxea, el embrión del Gasteizko Kafe Antzokia en Montehermoso de Gasteiz. La muestra, que permanecerá hasta el 3 de mayo, quiere poner en valor la cultura surgida en las décadas de los 80 y 90 a través de la música, las palabras y las imágenes. En esta versión mejorada de la exposición, además de dar a conocer un interesante material de archivo, se busca la implicación del visitante, con zonas de lectura, espacios de creación de fanzines (con facsímiles que pueden ser fotocopiados, grapados, etc.), además de varios talleres y seminarios. Asimismo, se han buscado cómplices y se ha trabajado conjuntamente con colectivos impulsores de la cultura de aquella época intentando establecer un vínculo vivo que no se plegase al cliché de la exposición conmemorativa o nostálgica. Entre otros, la exposición cuenta con la colaboración de TMEO, la Fundación Sancho el Sabio, Hala Bedi Irratia y The Arlotes.

Muy distinta es la exposición “Hauspo bidaiaria / El fuelle viajero”, un recorrido por la carrera del productor y músico Kepa Junkera desde los 80 hasta la actualidad que puede verse en “Az Azkuna Zentroa” también hasta el 3 de mayo. Partiendo de su importante bagaje musical, la muestra se sustenta en los objetos acumulados por el autor, como trikitrixas, panderos y txalapartas, así como en testimonios y vivencias en torno a él y su trabajo. Una exposición en la que el aspecto divulgativo prevalece sobre otras cuestiones para ofrecer un retrato expandido del músico de Bilbo.