BERTA GARCIA
CONSUMO

Cookies

El uso masivo de las tecnologías de la comunicación ha propiciado la aparición de nuevas formas de cometer abusos y fraudes, y como la ley siempre suele ir por detrás, van surgiendo nuevas figuras delictivas. Es el caso del “tocomocho” de las denominadas cookies. Si nos ajustamos a la definición que se ofrece de esta palabra en Wikipedia, la intencionalidad de su uso nos queda clara como el agua: «Cookie (o galleta informática) es una información enviada por un sitio web y almacenada en el navegador del usuario, de manera que el sitio web puede consultar la actividad previa del mismo».

Desde el punto de vista legal (Ley 34/2002), a pesar de contar el usuario con un basamento tutelar de su derecho a la privacidad, ocurre lo de «hecha la ley, hecha la trampa» y al más mínimo resquicio, se crea el coladero. Esto sucede a causa del llamado consentimiento tácito, algo que sucede en la mayoría de casos y que se infiere cuando el usuario sigue navegando por esa página web ante el aviso de que «se entiende que acepta el uso de cookies».

Aunque no es lo mismo que ni tan siquiera aparezca el citado aviso, como viene sucediendo cada vez con mayor frecuencia. Esto es al menos lo que se extrae del reciente estudio llevado a cabo por la UE y en el que ha colaborado la Agencia de Protección de Datos estatal. El incumplimiento observado en el uso de cookies roza lo alarmante, ya que una vez analizadas sobre todo las paginas web más populares, solo el 16% no está bajo sospecha de mal uso o abuso en esta práctica.

Al parecer, quien se lleva la palma de incumplimientos es Google, ya bajo sospecha en la UE desde hace cinco años. Este buscador, líder mundial, se lo guisa y se lo come solito, ya que le sobra la competencia. No le bastaba con derivar cualquier tipo de búsquedas al «modelo de información pagado», sino que intenta ostentar el monopolio de las compras online, distorsionando las búsquedas hacia su propio portal de comercio. ¿Quién vigila al vigilante? Parlamentarios europeos, cinco años de incumplimiento descarado ya es mucho margen, ¿no creen?