ARTURO F. RODRIGUEZ
PANORAMIKA

Levantar la vista

El sencillo ejercicio de levantar la vista nos proporciona la posibilidad de un horizonte. Levantar la vista es abrir un espacio mental capaz de detectar nuevas posibilidades. Si el arte produce «nuevas extensiones del ver», habrá que convenir que cuando levantamos la mirada, la convertimos en pensamiento, la dotamos de nuevos horizontes de sentido, de nuevas perspectivas, de conexiones y deslizamientos, de retos e ironías: el territorio en el que juegan las artes visuales.

Merece la pena levantar la vista para dejar constancia de dos exposiciones que tienen lugar en Barcelona y que ejercitan esas extensiones de la mirada que nos proporcionan nuevos horizontes.

La primera es “Modus vivendi”, de la artista francesa Sophie Calle (La Virreina Centre de la Imatge; hasta junio), una amplia retrospectiva que recorre su obra desde mediados de la década de 1980 hasta la actualidad. Una de las cualidades más destacadas de esta autora es su capacidad para construir la mirada con murmullos visuales. Sus fotografías siempre se han acoplado al texto mediante una relación extraña, entre lo narrativo y lo insinuante, entre el vouyerismo y la construcción de situaciones a partir de material documental; y las series fotográficas que presenta en esta muestra ejemplifican las mejores cualidades de su trabajo. Si en una de las más conocidas, como es “Les Aveugles” (1986), la propia artista se dirige a una serie de personas ciegas de nacimiento para preguntarles qué es para ellas la imagen de la belleza, en “Last Seen” (1991) o “What Do You See?” (2013) vuelve a proponer ejercicios específicos sobre la mirada, sobre su ausencia y sobre su poder de evocación cuando la relación entre la imagen y el texto es íntima y compleja.

La Fundació Miró presenta “Prophetia” (también hasta junio), una reflexión sobre la idea de Europa a partir de la situación social, política y económica actual. El punto de partida de la exposición comisariada por Imma Prieto es un vídeo del albanés Anri Sala, de 2002, que retrata el momento en el que el sueño europeo aún estaba intacto en algunos países que aspiraban a entrar en la Unión Europea. A partir de ahí, los veinticinco artistas participantes cuestionan el diálogo entre los ciudadanos y sus representantes; entre el proyecto colectivo, la deriva política y la cruda realidad. La crisis que hace tambalear las estructuras del sistema actual es aquí el motivo para levantar la vista, pero también para fijarla en el verdadero papel del arte y la cultura en un panorama como el descrito.

Al poner en relación ambas exposiciones y sus diferentes enfoques, encontramos un interesante contrapunto. De un lado, en la exposición de Sophie Calle tenemos la riqueza de un trabajo urdido delicadamente mediante fábulas, documentos y ficciones. Un trabajo digno de los mejores investigadores privados que libera la mirada furtiva y la comparte a través del arte. Un trabajo que levanta la vista sobre lo que somos a través de nuestras relaciones y de nuestros rastros. De otro lado, “Prophetia” levanta la vista sobre un tema global que no puede pasar inadvertido para el arte y que se enfoca de muy diferentes maneras, con distintos lenguajes pero con una intención coral que suena a frustración y desasosiego. Levantar la vista y levantar la voz.