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JO PUNTUA

La resaca postelectoral. Unas reflexiones


Gasteizko Herri Harresiko neska-mutilei

No es el Parlamento el sitio en el que debe buscarse el remedio de nuestros males y la supresión de la actual farsa política. El lugar adecuado para ello son las calles de las grandes ciudades, donde se han resuelto siempre los problemas políticos de un modo radical y se ha acelerado el progreso por el único procedimiento lógico: el revolucionario.

Aquí la política es simplemente un compadrazgo de gentes listas que, para engañar al país deseoso de un cambio completo, hacen como que riñen fieras batallas en pro de sus ideales, y apenas se ven en peligro tiéndense las manos y se apoyan, sacándose unos a otros de los malos pasos.

Intelectuales que os entregáis a la miseria por amor al estudio cuando podríais gozar de la abundancia con solo mentir, ¡consolaos en vuestra triste situación! Se acerca el momento de regenerarnos como pueblo culto y el jefe del Estado es el encargado de dar la señal, haciendo regalos y aplaudiendo a los grandes genios con coleta y calzón corto con pases de muleta y un par de banderillas bien colocadas.

Hoy no sufrimos la explotación del antiguo tirano que al fin era un opresor «visible», un déspota de carne y hueso al que se podía conocer y; ahora el mundo gime bajo la opresión de «la compañía por acciones de la S.A.».

En estas incendiarias líneas por fin puede verse cómo el pendenciero Odriozola ha perdido el «oremus» de manera desembozada arengando a la pelea callejera y barriobajera, al desorden y la molicie: ¡a la Revolución! en suma.

Nota del tal Odriozola.– Las reflexiones anteriores fueron escritas por Vicente Blasco Ibáñez –contra la Restauración– en el año 1895. Hoy, que vivimos la II Restauración, ¿no nos suenan y resuenan familiares?