2015 EKA. 22 AZKENA ROCK FESTIVAL No falla: cuando cae el sol suben las pulsaciones Con mastodon como cabeza de cartel, ARF optó por sonidos más duros. Durante los dos días 26.000 personas han pasado por los conciertos de Mendizabala. Bitor ALONSO Se hizo el silencio. Ya no hay pruebas de sonido mañaneras que alteren el ritmo del sueño. Ha llegado el momento de reflexionar sobre las lecciones que nos ha dejado esta edición del Azkena Rock Festival. La primera lección tiene que ver con los excesos. A primera hora de la tarde del sábado el sol pegaba con fuerza. Demasiado para unos asistentes que todavía padecían las consecuencias del viernes. Ante eso, la estrategia a seguir la habitual: quien cazara una sombra era un afortunado. Algo que perjudicó a algunos nombres, como los asturianos Black Horde, encargados de inaugurar la segunda jornada. Hubo un momento en el que había casi el mismo número de personas viendo el concierto desde un lateral a la sombra que frente al escenario. Luego la cosa fue cambiando. A medida que el sol bajaba más gente se acercaba a los escenarios. Entre los beneficiados unos inclasificables Powersolo o unos sobresalientes Cracker. Estos últimos subieron el ritmo poniendo a bailar a los presentes. Mastodon(tes) Lo de bailar está bien, pero tras mover la cintura llega el momento de hacer lo propio, pero esta vez con el cuello. El espectáculo ofrecido por Mastodon invitaba a no apartar la mirada de lo que ocurría sobre el escenario. Todo esto mientras movías la cabeza de manera inconsciente. Y es que estos músicos de Atlanta llevan 15 años haciendo esto y se les nota. Disfrutan y logran que a los demás les pase lo mismo. Pero en ese momento llegó la segunda lección de este festival. Es esa que tiene que ver con la humildad. Con lo que se conoce como “no te pases de listo, chaval”. No hemos sido ni uno ni dos los que pusimos en duda la conveniencia de situar a Ocean Colour Scene entre tanta distorsión. Pero tras pasarnos horas agitando las cabezas con unos brutales Red Fang, con unos hiperactivos Off y con gigantes como Mastodon se agradecieron unos sonidos algo más calmados. Acierto de los organizadores. Eso sí, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Con las cervicales sin recuperar del todo, nos zambullimos en el concierto de Kvelertak. El black-metal cantado en noruego es demasiado atractivo como para no acercarse. Y mereció la pena. Por cierto, “kvelertak” se puede traducir como “estrangulamiento”. Seguro que este lunes post-festival más de uno está padeciendo un “kvelertak” en toda regla. No pasa nada. El año que viene intentaremos aprender alguna de estas lecciones. O no. El sol y la sombra, protagonistas indirectos de la última jornada del Azkena Rock Festival