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De nuevo Grecia puede marcar el camino


La enviada especial de la televisión pública (TVE) Susana Burgos, que se encuentra en Atenas para informar de lo que acontece, en su cuenta de Twitter escribe: «Estoy por proponerle a Tsipras que tuitee en griego en lugar de en inglés para que no nos enteremos de las tonterías que dice». Más adelante, la que fuera directora de Informativos en Intereconomía añade: «espero que los griegos elijan susto en lugar de muerte». Así pues, Tsipras es un tonto que quiere el suicidio de su pueblo. Profundo análisis el de la tan especial Susana.

Hoy deciden en referéndum y muchos esperamos que la dignidad, esa que los miserables no recuerdan cuando la perdieron, triunfe sobre el susto. Algo casi imposible el vencer la presión y el miedo extendido por la propaganda. La práctica totalidad de los medios de comunicación y gobiernos europeos han conformado un coro orquestado contra la posibilidad de un referéndum y de un resultado contrario a los intereses del capital financiero. Les instan a apostar, aún más, por la profundización en la ya conocida miseria frente a lo que les vaticinan como caos o muerte.

Hace más de veinticinco siglos los griegos se sacudieron el yugo de la voluntad o capricho de los dioses como forma explicativa del comportamiento de los fenómenos naturales. La Naturaleza se hizo inteligible a la razón pudiendo, así, prever en buena medida su comportamiento, sería necesario que nuevamente fuera la razón, lo propiamente humano y base de la dignidad, la que alumbrara la decisión de tomar el destino en sus propias manos y no dejarlo en las garras de los que ofician de augures de una economía pensada en la explotación de muchos en beneficio de unos pocos.

Unos generan deudas para obtener ganancias que pagarán otros. Socialización de pérdidas y privatización de los beneficios, todo un clásico. Una deuda eterna. Lo que la harpía Susana denomina como susto.