2015 UZT. 07 Copa del Mundo femenina Las nuevas reinas del fútbol Tras proclamarse campeonas olímpicas, las estadounidenses sorprenden y arrollan a Japón en una final que se decantó muy pronto. Joseba VIVANCO EEUU 5 JAPÓN 2 La japonesa Homare Sawa, en su sexto Mundial, no podía evitar acercarse para hacer una carantoña a la hija de Shannon Boxx, revestida la pequeña de poco más de un año en mil y un conffeti. Un gesto noble y elegante de una gran jugadora que su rival agradece con un abrazo. En la derrota y en la victoria. Más allá del fútbol. La selección de las ‘Barras y Estrellas’ acaba de golear nada menos que 5-2 a la vigente campeona Japón en una final histórica, probablemente irrepetible, desbocada, el mejor epílogo a un gran Mundial femenino. Delante de 53.341 espectadores, la tercera final con más espectadores en directo tras las celebradas en 1991 y 1999, y al mismo tiempo ante millones de personas al otro lado del televisor. Y entre ellos, se supone, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ausente por temor al FBI. En fin. En el minuto 33 de partido, la mítica Homare Sawa sustituía a la central Iwashimizu. Cinco después, segundo cambio entre las Nadeshiko. Para entonces, el luminoso registraba un sorprendente 4-1 para las estadounidenses. Al minuto 5, Carli Lloyd ya había anotado dos de sus tres goles, igualando al inglés Geoff Hurst como únicos futbolistas en lograr una tripleta en una final del Mundo; fue en Wembley 1966. Histórico lo de la jugadora de 32 años. La final estaba sentenciada demasiado pronto. Siete goles en 54 minutos, la más desatada de la historia. La propia seleccionadora Jill Ellis reconoció después que tuvo que pellizcarse. Y aun así, Japón nunca se dio por vencida. Las americanas habían sorprendido a balón parado a las asiáticas, que perdieron el encuentro casi antes de saltar al césped de Vancouver. Y entre medias, el golazo de Lloyd, desde casi el círculo central. Golazo. De esos gestos mitad técnica, mitad espectáculo que tanto gustan en el público norteamericano. «Es un momento que tal vez sólo se viva una vez en tu carrera, donde todo lo que intentas te sale, y casi todos los tiros terminan en gol», reconocía la gran protagonista. Ironías del destino, fue Carli Lloyd la que marró su lanzamiento en la tanda de penales en 2011 en Alemania, ante Japón. Esta vez, la ‘10’ se llevó el Balón de Oro, nombrada cuatro veces jugadora del partido. Su Mundial. Balón de Plata para la francesa Amandine Henry, a sus 25 años, piedra angular del mediocampo Blue, y tercera en el podio canadiense, la nipona Aya Miyama. Ellas han sido algunos de los nombres propios de esta cita mundialista. Como la guardameta yanki Hope Solo, a sus 33 años, haciendo historia y 540 minutos imbatida, o la central canadiense, de solo 19 años, Kadeisha Buchanan, nombrada mejor jugadora joven. Pero por encima de todo una selección, EEUU, que alcanza nada menos que su tercer título mundial femenino, la primera en lograrlo. Más selecciones que nunca, éxito de las campeonas, nada que reprocharse las japonesas salvo la final, gran torneo de las inglesas, otra vez Alemania que se queda en puertas pero con jóvenes de gran futuro, no olvidamos a Francia y sus prometedoras Le Sommer, Necib o Abily... ‘A Mari Usque Ad Mare’ (‘De mar a mar) era el lema de Canadá. Como el fútbol femenino... El fútbol femenino ya se ha abierto un hueco en EEUU «When you go to shower and you have gold confetti stuck to your butt. You know it's been a day #WorldChamps», tecleaba en su cuenta de Twitter la jugadora estadounidense Kelley O'Hara, algo así como «Cuando vas a la ducha y tienes confetti dorado pegado al trasero...». Larga, muy larga fue la celebración de las ‘Barras y Estrellas’ tras conquistar el título mundial, el tercero. «Qué victoria del equipo estadounidense! ¡Y qué partidazo, Carli Lloyd! El país está muy orgulloso de vosotras. Venid pronto a la Casa Blanca con el trofeo», las felicitó el propio el presidente Barack Obama. Campeonas olímpicas y campeonas mundiales. Poco más que decir sobre quién es dueña y señora del balompié femenino planetario. Y quizá una de las explicaciones venga dada por la progresión en el número de licencias federativas del fútbol femenino en EEUU. Desde el año 2000 se han casi duplicado, en tanto, por ejemplo, las de baloncesto han bajado. Una gran apuesta que el título con el que han festejado su 4 de julio no hace sino inocular el gusanillo de este deporte en muchas niñas que observan ahora a estas heroínas a través del televisor. Abby Wambach, 35 años, entraba en la final (78') supliendo a Tobin Heath. Su partido número 25 en un Mundial (14 goles) y Lloyd le daba el brazalete. Christie Rampone, 40 años, 6 Copas del Mundo, 4 finales, 3 títulos, entraba (85´) supliendo a Alex Morgan: 308 partidos internacionales. Rampone y Wambach recogían luego la copa. Ellas han sido el faro. En adelante les tocará a otras. Antes, la primera se abrazaba a sus niñas, su mamá era campeona del mundo; la segunda dedicaba su primera felicitación a su madre. Besos, abrazos, veteranas, jóvenes, el fútbol femenino sale ganando y este triunfo no hace sino asegurar a EEUU un dominio sustentado en las nuevas generaciones. Probablemente estaban naciendo en ese momento futuras campeonas. La venganza se sirve en plato frío, se dice. EEUU se la ha devuelto a Japón. Pero las asiáticas avisan de que no han dicho su última palabra. El balompié femenino está vivo. Y promete guerra.J.V.