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DESDE LAS GAteras del callejón

Puntazo para los responsables del encierro... y a cada uno lo suyo


Sigue coleando la gestión del inusitado incidente del sábado. Y a medida que trascienden detalles, para bien. Tras la espantada de Curioso I, no solo se tomaron decisiones certeras, sino rápidas; lo que tocaba resolver en segundos, en segundos; lo que precisaba mejor minutos que horas, en minutos. La impresión general de que el encierro está sometido a mil avatares imprevistos, acentuada con el caos del montón de 2013, se atenúa ante la constatación de que hay más protocolos y más sistemas de seguridad (dardos paralizantes) de lo conocido. Salen reforzados todos los que decidieron en las esferas técnica y política, los que venían del anterior equipo y los recién llegados. Sobre el alcalde, Joseba Asiron, o el concejal del área, Aritz Romeo, había muchas lupas puestas en ese momento, y hasta los medios y portavoces más opuestos coinciden en que se actuó bien o muy bien. Así que puntazo (de punto, que no de cornada) para ellos. Y de paso, saludemos que el encierro sea ámbito libre de politización.

Solo cabe añadir que a cada uno, su mérito. Por ejemplo, no ha aparecido su nombre y foto pero fue fundamental la decisión del jefe del puesto de la Policía Municipal. Una cámara de Navarra Televisión captó la secuencia en que le grita a «Rastrojo», el pastor que estaba algo más abajo, que avise para que abran la puerta de los corrales y el toro sea encerrado de nuevo. Hasta ese momento, Curioso I seguía libre; incluso se ve cómo bajó ese primer tramo de cuesta hasta el edificio de Educación no una vez, sino dos.

La decisión del municipal fue salvadora. Si ese toro absolutamente despistado hubiera subido suelto la cuesta finalmente, en eso no hay dudas ni debate: el riesgo era tremendo, máximo.

Y a quienes sostienen aún que no se debió abrir el corral, incluyendo algún conocido prota que se hizo notar en la zona, ya les ha contestado «Rastrojo»: nadie bajó a subir al morlaco.