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CRÍTICA «Vacaciones»

La comedia familiar viajera que no ha de faltar en verano


La tradición del cine de temporada se sigue manteniendo, por mucho que hayan cambiado los gustos del público. Sobre todo en lo relativo a las comedias familiares, pues las hay para el verano como las hay para la cartelera navideña. No hay más que ir a una sesión de “Vacaciones” en un centro comercial para comprobar cómo la gente se ríe con ganas, pues han ido justo a eso y no salen defraudados. La película está planteada para gustar a todos los públicos, tanto a las generaciones de abuelos como a las de nietos, pasando por las intermedias. No importa que los menores no conozcan la franquicia “National Lampoon’s Vacations”, porque para ellos se ha introducido un tipo de humor actualizado. Y, pensando en los mayores, hay puntuales guiños a la primera entrega, “Las vacaciones de una chiflada familia americana” (1983).

¿Qué queda de la idea original de esta creación humorística de John Hughes? Bastante, porque se trata de una combinación entre los conceptos de relanzamiento y remake. No en vano aparecen como invitados Chevy Chase y Beverly D’Angelo, visitados por el hijo y la nuera que toman el relevo y se llevan a sus retoños de vacaciones al parque de atracciones Walley World, tal como lo hicieron antes sus progenitores con él.

Digamos que en el fondo todo sigue igual, que lo que ha variado son las formas. Hace tres décadas hubiera sido impensable que unos niños utilizaran un lenguaje tan explícito, y que se comportaran de forma tan violenta. La mayoría de los gags son de índole sexual o escatológico, sucediéndose uno tras otro, sin que en medio se utilice justificación argumental alguna. Todo transcurre a la velocidad de uno de esos programas televisivos de bromas pesadas, siendo el hermano menor el más cruel de los dos. Que sea el pequeño el que martirice al grande tal vez se deba a una ironía de los guionistas, como diciendo que cada vez son peores.