2015 ABU. 29 CAMPEONATO DEL MUNDO DE ATLETISMO Schippers, oro y récord de Europa La holandesa, con 21,63 segundos, logró la tercera mejor marca de la historia. Shubenkov, primer oro para un blanco en 110 vallas. Arnaitz GORRITI La página web de la IAAF registra que el 10 de junio de ¡1979! la atleta de la República Democrática de Alemania, Marita Koch, establecía el récord de Europa de los 200 metros femeninos en 21,71 segundos. Una de esas marcas que, bajo la sombra del dopaje, han durado hasta nuestros días –como las marcas vigentes de la aún más sospechosa Florence Griffith-Joyner–. Pues bien, la holandesa Dafne Schippers, reciente medalla de plata en la final de los 100 metros, rompió uno de esos registros imposibles y, con 21,63 segundos, se alzaba con el oro en la final del doble hectómetro. Oro, nuevo récord de Europa y tercera mejor marca de todos los tiempos, solo por detrás de Flo-Jo y Marion Jones –otra que conoce el dopaje–, y por delante de los 21,64 de Merlene Ottey. La neerlandesa era la gran favorita para ganar esta prueba ante las ausencias de Allyson Felix y Shelly-Ann Fraser-Pryce, pero su oro valió su peso en oro, platino y sudor. La velocista europea hizo valer su potencia y resistencia a partir de la curva ante la jamaicana Elaine Thompson que, con una marca de 21,66, bajaba su mejor registro en ¡cuatro décimas! Hasta el 21,97 de Veronica Campbell-Brown supuso un hito, ya que en 2015 las mujeres no habían logrado romper la barrera de los 22 segundos. Fue una carrera fabulosa de una jornada espectacular en El Nido del Pájaro. Las finales femeninas obligaron a los presentes a no parpadear ni a dejar de posar la vista. Prueba de ello fue el cara a cara final entre Thompson y Schippers. La neerlandesa empujaba ante una Elaine Thompson que solo perdió la cabeza de la prueba a la altura de los números sitos en la meta. Ninguna de las dos dio su brazo a torcer, y solo así se pudo disfrutar de una carrera de semejante nivel. Otra de las finales más emocionantes fue la del salto de longitud femenino, en la que se impuso la estadounidense Tiana Bartoletta con un brinco de 7,14 metros, mejor marca mundial del año. La norteamericana conseguía así su segundo oro en salto de longitud, después de haberlo logrado en Helsinki 2005 y centrar su posterior carrera en la velocidad. Bartoletta enganchó su mejor salto en el sexto y último intento. Anteriormente, la británica Shara Proctor parecía amarrar fuertemente el oro al volar hasta los 7,07 metros –y sumar un salto más por encima de los siete metros–, por encima de la serbia Ivana Spanovic, bronce con 7,01 –récord estatal, y que igualó en su último intento–. La canadiense Christabel Nettey se debió conformar con la «medalla de chocolate» con 6,95 metros como mejor salto. Jerarquía china La jornada arrancaba con el doblete chino en la prueba femenina de los 20 kilómetros marcha. La plusmarquista mundial Hong Liu se llevó el oro, seguido de su compatriota Xiuzhi Liu, marchadora que no disputó el oro a su rival, en estricto cumpimiento de una jerarquía ganada por la antigüedad y los registros acreditados. La ucraniana Lyudmila Olyanovska se llevó el bronce, al entrar en la meta a 28 segundos de la pareja local. No fue esta la primera vez que la marcha femenina de China se llevara el doblete en un Mundial. En la edición de Sevilla 1999, la pareja formada por Liu Hongyu y Wang Yan también se repartían el oro y la plata de la prueba de los 20 kilómetros. La final de los 110 metros vallas sí que trajo consigo una novedad. El ruso Sergey Shubenkov, bronce en el Mundial de Moscú 2013, lograba la medalla de oro, marcando un registro de 12,98 segundos, y siendo el primer atleta de raza blanca en imponerse en la especialidad. «No puedo describir lo que siento. No recuerdo nada de la carrera. Escuché el disparo de salida, luego abrí los ojos y ya había acabado. Mi primer pensamiento, nada más cruzar la meta, fue: ‘¿Esto está ocurriendo realmente?’», confesaba tras ver el resultado final. En ausencia del cubano Orlando Ortega, la carrera tenía un pronóstico incierto. El último campeon mundial, David Oliver, se «comió» la primera valla, de forma que perdió toda opción de competir por el oro a partir de ese momento. Shubenkov realizaba una carrera muy constante, con el jamaicano Hansle Parchment pisándole los talones. Aries Merrit, otrora campeón olímpico y actual poseedor del récord mundial de la especialidad, bastante hizo en amarrar el bronce –se quedó a una centésima de la plata de Parchment– en su última carrera antes de una delicada operación, mientras que el trío francés, sobre todo Martinot-Lagarde, decepcionó por completo. <p >Como lo hizo el dúo de estadounidenses en la final de los 100 metros vallas. Sharika Nelvis recibió asistencia médica ya en los tacos de salida, y apenas compitió; su compatriota Brianna Rollins, campeona mundial en Moscú 2013, cayó a la cuarta plaza, frente a la sorprendente bielorrusa Alina Talay, bronce, que supo aguantar su buen arranque, y la alemana Cindy Roleder, plata, autora de una gran remontada. El oro fue para la jamaicana Danielle Williams, estudiante de 22 años, que lograba su mejor marca personal con 12,56 segundos. La británica Tiffany Porter, actual campeona de Europa, dejó para el recuerdo una vuelta de campana por la que cerca estuvo de hacerse daño, tras superar la meta en quinta plaza, al protagonizar una carrera de más a menos, ya que fue superada en los últimos obstáculos. Cuidado con Ashton Eaton Asimismo, el estadounidense Ashton Eaton puso la primera piedra para asegurarse la medalla de oro en la prueba de decatlón. Más aún, después de registrar una espectacular marca de 45,00 segundos en la prueba de los 400 metros lisos. El norteamericano cerró el primer día con un total de 4.703 puntos, a 25 de los 4.728 que firmó cuando realizó el récord del Mundo de la especialidad. Transplante para Merritt La carrera de los 110 metros vallas supuso el adiós, o con suerte el hasta luego por todo lo alto, del estadounidense Aries Merritt. Campeón olímpico en Londres 2012 y poseedor del récord mundial de la distancia con una marca de 12,80 segundos, ayer se despidió de su etapa profesional con una medalla de bronce con sabor a oro. Aries Merritt se va a someter a un transplante de riñón el próximo 1 de setiembre. Una rara enfermedad genética que afecta en mayor medida a las personas de raza negra, frenaba la carrera del vallista norteamericano, que además es portador de un parvovirus, el B16, que ataca a sus riñones, a su médula ósea y destruye su organismo. Su hermana LaToya Hubbard le donará uno de sus riñones el próximo martes. Merritt reconocía que «esta podría ser mi última competición si la operación sale mal. Pero soy optimista sobre el hecho de poder volver y de entrenarme de cara a los Juegos Olímpicos de Río. Me gusta pelear, me gusta la competición». En su retirada se llevaba la medalla de bronce.GARA