2015 AZA. 01 MUNDIAL DE RUGBY Nueva Zelanda ratifica su dominio en el planeta oval Los All Blacks suman su tercer título, el segundo consecutivo, tras derrotar a Australia en la final (34-17). Imanol INTZIARTE «Me encanta que los planes salgan bien», decía el cerebro Hannibal Smith en la serie ‘El equipo A’. Algo así puede proclamar el técnico Steve Hansen tras llevar a Nueva Zelanda a su tercera Copa del Mundo de rugby. Los All Blacks revalidaron la victoria de 2011 al imponerse a Australia por 34 a 17. Eran los favoritos y han cumplido los pronósticos, algo que nunca es sencillo, porque la presión puede llegar a pesar en exceso. Sus números en los cuatro últimos años les hacían ser los principales aspirantes, con solo tres derrotas en este periodo a manos de Inglaterra, Sudáfrica y Australia. Nueva Zelanda impuso su ley desde el minuto uno, metiendo a los australianos en su campo. Los de Michael Cheika se multiplicaban en defensa, pero no lograban balones en condiciones para montar sus peligrosos contraataques. El rugby es un deporte en el que no ataca quien tiene el balón, sino quien juega en campo ajeno. Fruto de ese dominio posicional, los All Blacks rascaron golpes de castigo que Dan Carter convirtió en puntos. Ya en el descanso los numeros no engañaban, 71% de posesión y 79% de ocupación territorial para Nueva Zelanda. Pese a todo, Australia estuvo en un tris de irse al vestuario con un marcador asequible (9-3), pero un ensayo negro sobre la bocina rompió todos los cálculos. Milner-Skudder, uno de los nominados a jugador revelación de la temporada –en unos meses ha pasado de debutar en el Super Rugby a ser titular en la final del Mundial– culminó junto al banderín una buena combinación de los suyos (16-3). Nonu amplía la ventaja Parceía que el panorama no iba a cambiar en la reanudación. Ma’a Nonu, en su despedida como internacional –ha fichado por el Toulon francés–, rompió la defensa amarilla y elevó la ventaja hasta un 21-3 que parecía imposible para las tropas de Cheika. Pero Australia no estaba dispuesta a rendirse tan pronto. El zaguero neozelandés Ben Smith vio la tarjeta amarilla por un placaje peligroso y a renglón seguido los Wallabies montaron un maul tras un saque de banda y llevaron a Pocock hasta la línea de marca (21-10). Ya con igualdad numérica sobre el verde, la emoción ganó enteros después de que Kuridrani se colara hasta la cocina y pusiera el 21-17 en el marcador. Dan Carter, el mayor anotador de la historia del rugby y otro de los que se despedía de la camiseta negra, se sacó un drop de la chistera para garantizar la distancia de seguridad (24-17). Tras otro golpe de Carter, la sentencia la puso, ya casi con el tiempo cumplido, Beauden Barret al culminar un contrataque que había iniciado Ben Smith (34-17). No había tiempo para más y Nigel Owens pitó el final mientras el encargado de tallar la Copa Webb Ellis se esmeraba en escribir el nombre que todos esperaban hace mes y medio, cuando arrancó la competición. Richie McCaw alzó el trofeo dorado como despedida de una gloriosa carrera con 148 internacionalidades, una marca estratosférica. Dan Carter, MVP de la final Dan Carter, autor de 19 puntos, fue elegido MVP de la final, una despedida por todo lo alto antes de viajar a París para militar en el Racing 92, donde se asegurará la jubilación con una ficha de un millón de euros anuales. «Estoy tremendamente feliz y orgulloso de estar aquí después de perderme la final de 2011. Ganar dos Copas del Mundo consecutivas es un sueño hecho realidad», comentó exultante. Carter se corta la coleta tras sumar 1.598 puntos con la camiseta de la hoja de helecho. A pesar de la derrota, Australia ha dejado un gran sabor de boca. «Estoy muy contento de cómo ha ido todo. Hemos sido un equipo muy honesto durante todo el torneo y es cierto que nos vamos un poco decepcionados, pero me voy tremendamente orgulloso de este equipo. Nos quedamos muy cerca y no les puedo pedir más», manifestó Michael Cheika. La final puso el colofón a un torneo que ha vuelto a demostrar que solo los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol están por encima en cuanto a seguimiento. A falta de conocer las audiencias televisivas, han sido casi 2,5 millones de personas las que han presenciado en directo los 48 partidos disputados, lo que supone una media de más de 52.000 espectadores por encuentro.