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Pelota

Aimar libera el instinto y se calca el cruce Manomanista (22-12)

Artola aguantó en la primera mitad del partido, pero el gancho de zurda del de Goizueta marcó diferencias.


Aunque no tuviera ninguna opción de seguir adelante desde el domingo, Iñaki Artola no estuvo solo, ni mucho menos, en la despedida de su primer Cuatro y Medio de primera, eso sí, a los corredores que acudieron al Beotibar les costó encontrar valientes que se apostaran algunos euros por el de Alegia, y eso que con 1-0 se cantaban momios de 100 a 20. Nadie asaltó la banca y ninguno de los 600 aficionados que acudieron al frontón descubrieron nada que no supieran de antes, –se confirmó que se repetirán en la jaula las semifinales del último Manomanista– pero a los seguidores más fieles del guipuzcoano les quedará el consuelo de haber visto a su pelotari ponerle las cosas difíciles al mejor especialista de la distancia.

Es verdad que esa resistencia solo duró medio partido, curiosamente hasta que una falta de saque de Aimar Olaizola subiera el 11-8 al marcador. A partir de ese instante, el de Goizueta sacó su arma más letal, el gancho de izquierda y, con el saque-remate como principal argumento, consiguió un parcial de 9-0 con el que dinamitó el partido y allanó su pase a semifinales.

El gancho, la mejor noticia

Al margen de la confirmación de su pase a semifinales, la rehabilitación de las sensaciones con el gancho de zurda fue la mejor noticia par el de Goizueta, sobre todo de cara al enfrentamiento contra Martínez de Irujo. Ante Altuna no le funcionó, –ayer desveló que se llevó un mal golpe– lo que además de la derrota le generó alguna duda, incertidumbres que despejó ayer por completo, con magníficos remates, tanto al txoko como cruzando la pelota al ancho, su principal obsesión.

En un partido que por momentos recordó al jugado por el propio Artola ante Bengoetxea en el mismo escenario, ese gancho y ese instinto fueron las características que marcaron la gran diferencia en el partido. Porque como ante el de Leitza, Iñaki Artola comprobó que en el peloteo no es tan inferior tampoco al de Goizueta, pero mientras él desesperó al chocar una y otra vez ante la excelsa defensa de Olaizola II, al más veterano le bastaba media opción, un resto un poco entregado, para sumar tantos con pasmosa facilidad, especialmente a partir del mencionado 11-8.

Pero a pesar de ese demoledor 9-0 de parcial, el guipuzcoano venía con la idea de no derrumbarse como ante Oinatz y lo consiguió. No hubo opción de remontada, pero al menos se llevó el consuelo de firmar, con la colaboración de Aimar, un tantazo en el 20-10 que levantó a los suyos del asiento.