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LOS ODIOSOS OCHO

Morricone y Ultra Panavision 70 se ponen al servicio de Tarantino


Ssu anterior incursión en el western con “Django desencadenado” (2012), alejaba a Tarantino del género en lugar de adentrarle en sus verdaderas raíces. Por eso quiere desquitarse con “Los odiosos ocho”, en su afán de convencer no solo a los tarantinianos, sino también a quienes aman los clásicos de John Ford o Howard Hawks. Maestros a los que se encomienda con este trasunto de “La diligencia” (1939) y “Río Bravo” (1959), en cuanto compendio ilustrativo del juego de espacios genérico, fluctuando siempre entre los grandes exteriores de la naturaleza salvaje y los interiores opresivos que atrapan a los hombres del viejo Oeste como signo inequívoco de los nuevos y tensos tiempos cambiantes.

En su personal revisión de dicho contexto histórico fronterizo, Tarantino se asegura la baza del clasicismo en la vertiente estilística, al contar con Ennio Morricone en persona como compositor de la banda sonora. Era ahora o nunca, porque a sus 87 años el genio del “spaghetti” ya no esta para aceptar muchos encargos. Mayor pureza estética consigue si cabe, al recuperar el formato Ultra Panivision 70, reivindicando el celuloide en 70 mm. y cuadro panorámico frente a la actual digitalización de la industria cinematográfica.

No acaba ahí la cosa, porque la dramatización del enfrentamiento criminal entre los numerados personajes del título se inspira, nada más y nada menos, que en Agatha Crhistie y sus “Diez negritos”. Algo que le honra una vez más a Tarantino, al margen de las filtraciones del guion y las acusaciones de plagio, puesto que siempre deja al desubierto el origen del entramado que maneja.

Es la crítica la que se ha encargado de reconocerle su innegable nivel de autoría en medio de tanta ilustre referencia, puesto que “Los odiosos ocho” remite a su ópera prima “Reservoir Dogs” (1992), más que a cualquier otro título ajeno, con reparto incluido.