2016 URT. 19 Aún muchas sombras que despejar entre EEUU e Irán Estados Unidos e Irán han modificado su relación y el discurso después del acuerdo sobre el programa nuclear iraní y los meses de negociaciones que han tejido un nuevo entendimiento. Si bien evita hablar de normalización, Washington querría extender esta cooperación más allá, comenzando por la guerra siria. Pero a Barack Obama se le acaba el tiempo y persisten aún numerosos obstáculos que despejar, comenzando por las nuevas sanciones. GARA WASHINGTON Después de las grandes palabras con las que el presidente de EEUU, Barack Obama, y su homólogo iraní, Hassan Rohani, saludaron la puesta en marcha del acuerdo sobre el programa nuclear y el levantamiento de las sanciones contra Teherán, restan aún multitud de sombras en esta «nueva página» de la relación entre ambos países. La Casa Blanca, aunque aplaudió el «acuerdo histórico», se abstuvo de hablar de normalización de relaciones con la potencia asiática que hace unos años formaba parte del «eje del mal». Ni mucho menos un cambio de alianzas en perjuicio de los históricos socios de Washington en la región, las petromonarquías del Golfo e Israel. Obama insistió en las profundas diferencias con un Irán que siguió considerando como «desestabilizador» Más allá del cambio de retórica, EEUU intenta ver si puede extender la cooperación en otros temas, según un alto funcionario estadounidense. Para el analista Joseph Bahout, de la fundación Carnegie, en el fondo, Obama piensa que Irán será un socio natural en un futuro. El sábado mostraron el éxito de una relación de casi cuatro años. Y para lograr repatriar a los irano-estadounidenses detenidos en Irán han sido necesarios 14 meses de negociaciones ultrasecretas entre diplomáticos y responsables de servicios de espionaje entre ambos países. Con un diálogo ya establecido, la solución a la entrada de un barco estadounidense en aguas iraníes fue cuestión de horas. El conflicto sirio puede acercar a ambos países en la mesa de negociaciones. «Queremos ver si Irán quiere implicarse de manera constructiva sobre los temas regionales y si entiende que la guerra civil no se solucionará mientras Bashar Al-Assad siga en el poder», señaló el responsable estadounidense a AFP. Pero aunque Obama quiera ir más allá, no tiene tiempo; su legislatura acaba y una nueva Administración puede cambiar las prioridades. Para Bahout, ambos países «buscan consolidar su relación no expresándolo muy abiertamente, como una pareja que se esconde». De hecho, EEUU mantiene la presión. Así, Irán denunció ayer las nuevas sanciones por su programa balístico contra cinco ciudadanos iraníes y una red de empresas con base en Emiratos Árabes Unidos y China, que el Tesoro estadounidense ha añadido a su lista negra. Irán las calificó como ilegítimas porque «el programa balístico de Irán no está concebido para tener la capacidad de transportar cabezas nucleares», según el portavoz de Exteriores iraní, Hossein Jaber Ansari, que anunció que responderá «a estos actos de propaganda acelerando su programa balístico legal y aumentando sus capacidades de defensa». Por otro lado, EEUU recordó que mantiene sus esfuerzos por encontrar al exagente del FBI Robert Levinson, desaparecido en Irán hace nueve años. Teherán insiste en que no tiene ninguna información sobre el paradero de este hombre que, según el “Washington Post”, trabajaba para la CIA. Mientras, grupos empresariales extranjeros ya están posicionados. El constructor de camiones Daimler anunció ayer protocolos de colaboración con dos grupos iraníes. A su vez, Irán anunció un aumento de 500.000 barriles diarios en su producción de petróleo. Criba de candidatos reformistas en Teherán Alrededor del 60% de los candidatos inscritos para las legislativas iraníes del 26 de febrero han sido rechazados. El presidente, Hassan Rohani, confía en estas elecciones para obtener una mayoría en la que apoyar sus reformas políticas y sociales. «Sobre algo más de 12.000 candidatos inscritos, 4.700 han sido aprobados», declaró Siamak Rah-Peyk, portavoz de la comisión central de vigilancia, que depende del Consejo de Guardianes de la Constitución. Los partidos reformistas han protestado contra el rechazo de numerosos de sus candidatos. «De unos 3.000 candidatos reformistas en el país, solo 30 han sido aprobados, solo un 1%», declaró Hossein Marachi, uno de los considerados críticos. «En Teherán solo han sido aprobados cuatro. Tenemos que presentar una lista de 30, pero ¿cómo podemos hacerlo con solo cuatro nombres?», se preguntó. De los 290 miembros del Parlamento, 30 se eligen en Teherán. Entre los rechazados se encuentra también Ali Motahari, conservador pero crítico con el actual poder.GARA