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El Ejército sirio afianza su avance ante el inicio del frágil diálogo de paz

Las tropas gubernamentales recuperaron ayer el control del último bastión rebelde clave en la provincia de Latakia, la estratégica ciudad de Rabia, mientras la ONU ultima con dificultad las conversaciones de paz previstas para los próximos días en Ginebra, después de que haya sido imposible iniciarlas hoy por problemas de representación.


Las fuerzas del Gobierno sirio tomaron ayer la localidad de Rabia, el último bastión rebelde estratégico en la provincia costera de Latakia, mientras Naciones Unidas ultimaba los detalles para abrir un diálogo de paz que ponga fin a casi cinco años de guerra civil, y al que Damasco espera llegar en una posición de fuerza. Su enviado para Siria, Staffan de Mistura, ofrecerá hoy una rueda de prensa en Ginebra sobre las dificultades para preparar estas conversaciones, que debían haber comenzado hoy pero el complejo tema de quién debe representar a los fraccionados rebeldes ha obligado a aplazar unos días la cita.

Rabia había sido ocupada por los rebeldes en 2012 y, desde entonces, había estado bajo control de distintos grupos insurgentes, entre ellos el Frente al- Nosra, la rama siria de Al Qaeda, y en la madrugada de ayer su control fue recuperado por las fuerzas gubernamentales y de defensa popular.

La caída de Rabia, consecutiva a la de Salma, otra ciudad estratégica de Latakia –cuna de los Al-Assad–, el 12 de enero, permite a las tropas de Al-Assad cortar las rutas de reabastecimiento de los rebeldes desde Turquía.

Para el experto Fabrice Balanche, Rabia «es la intersección de todas las rutas de aprovisionamiento de la región», ya que se cruzan los caminos hacia el norte del país, en la frontera con Turquía, con otras posiciones que tienen los rebeldes en el este. «Al controlar esta ruta, el Ejército sirio puede bloquear los movimientos de los rebeldes hacia el sur, hacia Latakia, y los rebeldes lo van a tener difícil», añadió.

«La ofensiva contra Rabia fue supervisada por militares de alto rango de Rusia y apoyada por los ataques aéreos rusos», , dijo a AFP Rami Abdel Rahmane, director del opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, quien agregó que «cumplieron un papel esencial» en la captura de Rabia.

Según el informe del OSDH, la población sigue sufriendo los costes del conflicto, con un saldo de más de 90 civiles muertos en los bombardeos de los dos últimos días, que atribuye a la aviación rusa.

Aplazado unos días

Lejos del terreno, se mantiene la incertidumbre sobre la fecha de inicio del diálogo de paz, bajo mediación de la ONU, entre el Gobierno y los rebeldes, que aunque estaba previsto para hoy, se retrasará unos días.

En una entrevista al diario alemán “Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung”, el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, sostuvo que esas conversaciones deben incluir a rebeldes islamistas, aunque no a los extremistas, para preguntarse a continuación: «¿Dónde se puede esperar encontrar grupos moderados después de cinco años de guerra civil y violencia extrema?». «Me temo que se nos pasó el momento en el que se puede elegir a los interlocutores y a los negociadores», afirmó Steinmeier, aunque aclaró que no quiere ni a «terroristas ni a extremistas islámicos en la mesa».

El pasado jueves se anunció en Riad una delegación opositora compuesta por 17 personas, presidida por el general desertor Asad al-Zubi y con el líder del Jaish al-Islam (Ejército del Islam), Mohamed Alush, como negociador jefe. Esta elección ha sido cuestionada por Siria y por Rusia, que consideran a Jaish al-Islam una organización «terrorista», pero también por otros grupos opositores, que ven inaceptable que la delegación la encabece un miembro de un grupo armado.

Samir Nachar, miembro de la Coalición Nacional Siria, principal alianza opositora en el exterior, señaló a AFP que la instancia suprema encargada de supervisar las negociaciones se reunirá mañana en Riad para «definir su posición» en relación a «las modificaciones» en la delegación propuestas por Mistura y el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.

Las conversaciones de Ginebra deben centrarse en la hoja de ruta establecida en diciembre por el Consejo de Seguridad de la ONU, que prevé un alto el fuego, un Gobierno de transición en un plazo de seis meses y elecciones en 18 meses.