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ENCRUCIJADA EN EL TABLERO POLÍTICO ESTATAL

Tensión entre PSOE y Podemos a dos semanas escasas de la investidura

Comienza la cuenta atrás. Dentro de dos semanas, Pedro Sánchez se someterá al debate de investidura tenga o no los apoyos necesarios. Con el reloj metiendo prisa, PSOE y Podemos incrementan su tensión. Ambos se cargan de razones para culpar del fracaso al otro.


Dentro de dos semanas, el 2 de marzo, Pedro Sánchez se presentará ante el Congreso como candidato a presidente español. Da igual que tenga o no los apoyos suficientes. Por el momento solo parece disponer de Ciudadanos –su socio preferente–, de Unidad Popular y del PNV, que escenifica la duda pero no tiene una opción mejor. Así que el aspirante con 90 escaños necesita o bien al PP o bien a Podemos. O, al menos, poder culparles si las cuentas no cuadran y en junio hay que volver a las urnas.

Ahora que ya hay fecha y la cuenta atrás añade presión, el marcaje entre Sánchez y Pablo Iglesias se dispara. Con el resto de alianzas encarriladas, en Ferraz prefieren cargar las tintas sobre el partido morado que buscar el apoyo del PP. Al menos por el momento. Así que no ha sentado bien que Podemos intente marcar los tiempos presentado su propia propuesta de gobierno tripartito. No es solo el referéndum catalán, inaceptable para el PSOE; es la sensación de que cada movimiento de Iglesias pilla a contrapié al candidato Sánchez.

«Pablo Iglesias no sabe ni dónde está». Visiblemente molesto, el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, aseguraba haber visto con «perplejidad, preocupación y decepción» los movimientos de su rival y a la vez posible socio. Tomando la iniciativa, el líder de Podemos se equiparaba al aspirante de Ferraz, que hace una semana presentaba un documento mucho más vago y que ha dedicado estos días a sentarse con todos menos con Iglesias. «Le emplazamos a que abandone el papel que no le corresponde. Es la hora de que aproveche la oportunidad si es que de verdad quiere sumarse al cambio y apoyar un Gobierno reformista de progreso», insistía Hernando.

Referéndum en Catalunya

Más que los contenidos, la clave estaba en la posición respecto al otro. Cuando Iglesias, acompañado por Carolina Bescansa y Nacho Álvarez, compareció para asegurar que estaría encantado de «recibir» a Sánchez sonó hasta irónico. Lo que no suena a broma es la lista de reclamaciones que contienen las casi 100 páginas de la contraoferta de Podemos.

En primer lugar está la propuesta de referéndum en Catalunya, algo que Sánchez no puede aceptar y que sus «barones» le han puesto como línea roja. En concreto, el documento aboga por «impulsar el proceso de referéndum en Catalunya como objetivo en la primera etapa de Gobierno y cualesquiera otros procesos de consulta y referéndum en aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad». Es decir, que abre la puerta también a preguntar en Euskal Herria si se articulasen mayorías dispuestas a ello. Esto, en principio, ya imposibilitaría incluso sentarse, ya que el Comité Federal de finales de diciembre lo impuso como condición. Ahora, sin embargo, los afines al secretario general han relajado la «línea roja» y aseguran que sí que se sentarán, aunque sea para rechazar las urnas.

No obstante, esta no es la única cuestión que parece inasumible para Sánchez. Iglesias insiste en una administración repartida de forma equitativa entre PSOE, Podemos e IU. Para él se reserva la vicepresidencia, a la que daría el control del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el Boletín Oficial del Estado (BOE). Casi nada.

Obviamente, la insolencia de Iglesias no ha gustado en Ferraz. «El Gobierno no se comparte, un Gobierno lo reparte el presidente», argumentaba el secretario de Organización, César Luena. El PP, que está en fuera de juego y solo puede aspirar al fracaso de estas negociaciones, también echaba leña al fuego. «El PSOE está dispuesto a arrodillarse ante Podemos», clamaba Fernando Martínez-Maillo, vicesecretario de Organización en Génova. Y mientras, Unidad Popular, que juega sus cartas, ya anuncia acuerdos con Ferraz sobre corrupción y emergencia social. Es paradójico, pero quien más a la izquierda se ubicó en campaña más dispuesto se está mostrando ahora en pactar con el PSOE. Hoy las negociaciones siguen. Aunque la clave la tienen Sánchez e Iglesias.