2016 API. 17 CRÍTICA «The Lady in the Van» El escritor y la vagabunda inequívocamente «british» Mikel INSAUSTI Aves una sencilla obra costumbrista sirve para definir a la perfección todo un planteamiento filosófico o una manera de ser profundamente arraigada. Alan Bennett es un autor tan inequívocamente “british”, que no necesita moverse de su casa para escribir las historias con las que más identificado pueda sentirse. Al contrario de otros novelistas que buscan la aventura en las últimas fronteras del planeta, el flemático dramaturgo prefiere describir aquello que le es más cercano, y que desde su óptica existencial es lo que le ha tocado en suerte y con lo que se conforma, sin molestarse en buscar temas o personajes más exóticos. Y por eso ha escrito una novela, una obra de teatro y un guion cinematográfico sobre Mary Shepherd, una señora indigente que se plantó en la entrada de su domicilio en Candem Town a principios de los 70 con su vieja furgoneta, y aunque inicialmente la autoinvitada pensaba que iba ser sólo para tres meses, al final se quedó allí los últimos quince años de su vida. Bennett se lo tomó como un intercambio, pues ella conseguía su plaza de aparcamiento y él tenía su historia. Alex Jennings encarna al protagonista en un desdoblamiento que le da un cierto toque surrealista al relato, ya que está el Bennett que se dedica a observar a la vecina tras las cortinas y el Bennett que va anotando lo que su otro yo le cuenta. Su descripción de la vagabunda, que incluye un detallado repaso a su fuerte mezcla de olores corporales, define los rasgos diferenciales de los y las “sin techo” genuinamente británicos. Y así la octogenaria Maggie Smith compone el personaje con ese orgullo que le impide pedir favores ajenos, y mucho menos limosna. Ella marca su territorio y pone sus límites, dejándose querer sin muestras de agradecimiento por ello. Mantiene, eso sí, una relación íntima e inconfesable con su pasado y con una sociedad que le traicionó de joven.