2016 MAI. 21 JO PUNTUA Emociones y cambio de tendencia electoral Floren Aoiz @elomendia La escritora estadounidense Barbara Ehrenreich invita a que nos despertemos «de esa fantasía colectiva que es el pensamiento positivo». Aunque nos machaquen constantemente con mensajes del tipo, «puedes conseguir cualquier cosa, basta con que te lo propongas», el mundo en que vivimos está marcado por la injusticia y la desigualdad de oportunidades. Significativamente, cuanto más se multiplican y profundizan las desigualdades, con mayor énfasis se reproducen estos mensajes que tienen el efecto de culpabilizar a quien lleva la peor parte: «eso te pasa por no ser positivo». Como dice Ehrenreich «el colapso económico debería haber convertido en historia esa idea de que la pobreza es un fracaso del individuo, o el fruto de una disfunción interna» pero ha ocurrido exactamente lo contrario. Por tanto, no soy de quienes piensan que basta con pensar en positivo para lograr cambios políticos, sociales y/o económicos. Es difícil encontrar algo más lejano al pensamiento crítico y la apuesta radical por la emancipación. Pero, dicho esto, a nadie se le escapa que la actitud con la que se encara la contienda política es sumamente importante. Por eso, la posición político-emocional que se adopte con respecto a las próximas elecciones del 26 de junio infuirá en los resultados. Las emociones políticas son muy contagiosas y configuran marcos de posicionamiento de los diferentes proyectos políticos, que aparecen ligados a ejes como ilusión-esperanza o desánimo-frustración. No es lo mismo irradiar alegría que apatía: por eso hay quien gasta dinerales en hacer encuestas electorales. La izquierda soberanista-independentista vasca necesita un cambio de tendencia electoral y desearlo no basta para lograrlo, pero esforzarse con ilusión, recuperar la confianza, trasmitir convicción, en definitiva, echarle ganas importa, sobre todo después de tomar nota de los errores y dar pasos para corregirlos.