2016 MAI. 21 DE REOJO Jabalina Raimundo Fitero Hay madrileños de nacimiento que se sienten navarros integrales y es el caso del señor de los bigotes más espléndidos de la televisión iberoamericana, Miguel de La Cuadra-Salcedo. Es más, pudo pasar a la historia por muchas razones pero una de ellas fue la de batir el récord de distancia en el lanzamiento de la jabalina en unos juegos olímpicos empleando una técnica basada en un deporte rural vasco. Se la prohibieron porque la consideraban peligrosa, lo descalificaron, cambiaron el reglamento y no le homologaron el récord. Desde entonces su vida ha sido delante de una cámara, como reportero de guerra, como aventurero, como divulgador de tierras, montes y senderos. Y siempre recordaba que ese amor a la naturaleza, al monte, le fue insuflado en sus años de infancia y juventud en Iruñea. Morir con ochenta y cuatro años, tranquilo, en su domicilio rodeado de sus familiares es una especie de placentera contradicción, o un derecho adquirido después de haber recorrido y difundido y destapado vocaciones a base de recorrer Iberoamérica acompañado por jóvenes becarios. Una suerte de bachillerato naturalista e histórico que, además, se convirtió en uno de esos programas televisivos que hace confiar en las posibilidades de las televisiones públicas como instrumento de formación sin olvidarse del entretenimiento. Ustedes verán ahora su biografía y es exuberante. Una vida bien aprovechada. Un espíritu libre, inquieto, que buscaba siempre descubrir algo, que puede ser precisamente esa necesidad de observar y aprender el mejor alimento para esa longevidad tan apolínea que tuvo hasta antes de ayer. Deportista, andarín, lector, periodista, reportero, divulgador, conversador incansable. Un ser humano con fundamento. Una vida ejemplar. Uno de los grandes de la televisión divulgativa.