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Francotiradores y delicadas «Mimosas»


Las sombras de los francotiradores, militares por las calles, comida, bebida y todo tipo de utensilios confiscados a las puertas del Palais; sí, el festival de los festivales ha sido el reflejo del negocio de la “seguridad”, la sombra de Blackwater es alargada. Lejos de cualquier señal de resistencia la ciudad se deja, sus visitantes también, el miedo altera las conductas de los más escépticos. Precisamente escepticismo es lo que provocan algunos honores que se rinden a ricos y famosos, como Leonardo Dicaprio, que pasea en jet privado, mientras recibe premios vinculados a su supuesto activismo medioambiental. “Paisaje y paisanaje” sería la frase que define el hábitat de la ciudad de la costa azul. Hasta ella ha viajado también el irreductible Terry Gilliam para reactivar de nuevo su gafado proyecto fílmico sobre Don Quijote de la Mancha.

Muchos molinos de viento y poco gigante en la competición oficial. Se salvan de la criba “Toni Erdmann”, de la realizadora Maren Ade (acaba de recibir el premio Fipresci de la crítica internacional), “Aquarius” de Kleber Mendoza Filho y “Paterson” de Jim Jarmusch. Los hermanos Dardenne decepcionan con “La fille inconnue”, Nicolas Vinding Refn ensaya y erra estrepitosamente dirigiendo “Neon Demon” (la palabra “pajillero” se escuchó en unos de los pases de prensa) y qué decir de Sean Pean y “The Last Face”... no haremos leña del árbol caído. Puiu, Farhadi, Mungiu, Verhoeven y Mendoza sobreviven y el resto divide a la crítica. Algo que no ha sucedido durante la semana de la crítica de Cannes dónde el joven gallego Oliver Laxe ha dado una lección de cine con “Mimosas” ganando el gran premio de la semana de la crítica. 

El realizador de “Todos vós sodes capitáns” presentaba su nuevo trabajo definiendo su cinta como un trabajo que habla de la fe, en general. Con personajes ya conocidos para su público, una impresionante labor de fotografía y un acercamiento fuera de toda duda acerca de la esencia humana, Laxe firma una película francamente interesante además de intensa. Libre y sin sujeciones a formatos establecidos de narración, este viaje sobre la vida en los lugares que aún se conservan casi intactos es de lo más estimulante que hemos visto en Cannes. Este año, de nuevo, el lugar concedido a las mujeres ha sido el del espacio reivindicativo, mujeres profesionales exigiendo reconocimiento. El festival ha llegado a su fin, solo queda el palmarés.