La confusión sexual en plena adolescencia

El veterano André Techiné ya abordó de forma magistral el tema de la adolescencia en “Los juncos salvajes” (1994), pero quería volver sobre esa etapa de la vida, aunque ahora a la edad de 73 años le podía costar más ponerse en la piel de dos chicos apunto de acabar sus estudios en el instituto. Por eso ha preferido colaborar en la escritura del guion con la cineasta Céline Sciamma, que ha demostrado estar más cerca de lo que sienten y piensan los jóvenes en películas como “Tomboy” (2011) o “Girlhood” (2014). La guionista y realizadora quería cambiar de registro pero no se pudo resistir a la petición de un maestro como André Techiné, motivo por el cual aceptó la oportunidad para seguir profundizando en el conocimiento del a veces inexplicable comportamiento adolescente.

Los jóvenes Kacey Mottet Klein y Corentin Fila forman un peculiar triángulo con la actriz Sandrine Kimberlain, que hace de madre del primero. La madre adoptiva del segundo pasa por un difícil embarazo, por lo que es acogido en casa del compañero de clase. El recién llegado parece sentir cierta atracción por la anfitriona, mientras que se lleva mal con el hijo, en una impulsiva relación de amor-odio. Lo que les impide hacerse buenos amigos es la tensión sexual no resuelta que hay entre ambos, pues ninguno ha encontrado todavía su verdadera y definitiva orientación.

Techiné retrata a sus dos protagonistas masculinos de una forma muy física, en contacto con el medio rural en el que viven. El paisaje nevado de los Pirineos es la constante, como si se tratara de una película de los hermanos Larrieu. En ese entorno la narración sigue el paso cíclico de las estaciones, debido a que la cronología la marcan los tres trimestres del curso escolar. Las diferencias entre las respectivas familias son acentuadas, con el uno como hijo de militar y el otro viviendo en una granja.