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DE REOJO

Abstinencia


No soy de discriminar entre abstención y abstinencia. Es más, no sé distinguir entre abstención técnica y entrega voluntaria. Por lo tanto, me coloco en la abstinencia política, es decir en aquella opción franquista de ser ministro de un régimen totalitario y declararse apolítico. Y me preguntó, ¿tiene el partido zombi más pies para dispararse? Si se retransmite en directo una decisión de un comité federal de un partido que se dice centenario, es que se espera la proclamación y paseo bajo palio sevillano de Mariano Rajoy.

Por lo tanto, recordemos un disparo televisivo fundamental que sucedió en julio de 1974 en Sarasola del Estado de La  Florida y fue el que se disparó en vivo y en directo la presentadora, Christine Chubbuck. Desde ese instante desaparecieron las imágenes de esa acción que respondía a una incomodidad, a una suerte de denuncia de la periodista ante el tipo de información que le obligaba el canal a realizar. Se acaba de estrenar una película que intenta recordar ese momento televisivo secreto, pero que nos viene a recordar que la presión, la manipulación, el ahogo de la libertad de expresión es algo que viene de muy lejos. No parece muy previsible que se produzca algo similar en nuestras pantallas, que un tertuliano se dispare porque gane las elecciones Podemos. Como mucho podríamos asistir a un proceso de deterioro debido a la abstinencia o de alcaloides o de dinero de los fondos de reptiles. Mientras tanto reivindicamos un lugar en el parnaso de la  música y de las letras para el nonagenario Chuck Berry, que sigue tocando un rock and roll generador de los más complejos movimientos hormonales. Y que me tema es el mejor remedio para cualquier abstinencia y que impide la abstención vergonzante. Berry es el genuino Rey del Rock y el mejor Nobel de química escénica posible.