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The Wonder Woman


Naciones Unidas necesita volver a nacer. A lo largo de sus 71 años de existencia ha dado tantas muestras de incompetencia garantizando la paz en el mundo que propone en sus principios, tantas como las que ha fallado para prevenir agresiones o defender los derechos humanos, que resulta imprescindible que se refunde. Basta asomarse al mundo en estos días para confirmarlo. Su propia organización y funcionamiento es el primer escollo para que todos los buenos propósitos contemplados en su carta de fundación sean algo más que palabras.

Hay guerras, como las que han destruido Iraq, Libia, Siria o Yemen; olvidos, como el que sufren saharauis y palestinos; embargos, como el que padece Cuba, entre otros ejemplos, que denuncian la ineficacia de la ONU. Se multiplica la violencia machista, el racismo, la explotación infantil, mientras un extenuado planeta acelera su fractura y Naciones Unidas sigue mirando para otro lado. Tal vez no sea un ejemplo de la incompetencia de la ONU tan terrible, tan sangrante, pero la decisión que esa institución acaba de adoptar nombrando embajadora honorífica de la ONU a Wonder Woman (la Mujer Maravilla) para el empoderamiento de las mujeres y niñas en el mundo es, probablemente, el que mejor refleja su fracaso. (Euskal presoak Euskal Herrira)