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El fútbol inglés, sacudido por un escándalo de pederastia a gran escala

En las últimas semanas los medios del país han publicado una cascada de casos de exfutbolistas que aseguran haber sido objeto de abusos sexuales por parte de los entrenadores de las categorías juveniles en los años 80. La policía ya maneja más de 350 denuncias.


El goteo de casos durante estos últimos días es ya una constante. Uno de los últimos clubs en ser aludido, el Chelsea, sobre el que el exjugador Gary Jonhson ha vertido la acusación de haberle pagado 50 mil libras (casi 60 mil euros) para que no airease los abusos sexuales a los que fue sometido en los años setenta por parte de uno de los ojeadores del club, el ya fallecido Eddie Heath, cuando solo tenía 13 años y se encontraba en las categorías juveniles. La cuantía se habría pagado durante los últimos tres años, después de que el jugador se decidiera a denunciar los hechos. El club de Roman Abramovich ha anunciado la apertura de una investigación interna, aunque no ha negado –ni admitido– la existencia de tal acuerdo de confidencialidad. El caso supone una nueva página en una cascada de denuncias sobre pederastia en el deporte sin precedentes en Gran Bretaña.

La primera historia la publicó hace dos semanas el diario “The Guardian”. El exfutbolista Andy Woodward relató el calvario sufrido en los años ochenta cuando tan solo tenía once años y formaba parte de las categorías juveniles del Crewe Alexandra, un club cuyo primer equipo juega en la Segunda División y que es referente en el trabajo con la cantera. Según denunció, su entonces entrenador Barry Bennell llegó a abusar de él hasta en más de cien ocasiones durante cuatro terribles años. «Le gustaban morenos y de carácter débil e inseguro», explicaba en el rotativo. Woodward, quien llegó a simular lesiones en el campo cuando realmente estaba padeciendo ataques de pánico fruto del trauma, se vio obligado a abandonar el fútbol profesional por las secuelas mentales que aquello le provocó, entre ellas diez intentos de suicidio. Ahora ha decidido hacer público su caso consciente de que otros compañeros podrían haber sufrido lo mismo, dada la larga trayectoria de Bennell en categorías inferiores de equipos como el Manchester City y el Stoke City, además de otros equipos juveniles de la zona norte de Inglaterra. Esta terrible revelación ha supuesto el principio de un goteo en el que más de media docena de exfutbolistas profesionales han ido denunciado de manera pública los abusos sexuales sufridos en las categorías juveniles de algunos equipos por parte de sus entrenadores en lo que parece ser el principio de una catarsis pública de quienes llevan dos décadas viviendo en silencio el peso de una terrible experiencia.

Woodward denunció en su día a su entrenador, que en 1998 fue condenado a seis años de prisión por abusar de seis niños de entre nueve y quince años. La trayectoria pederasta de Bennell incluye una condena en Estados Unidos y otra más reciente, de 2015. Ahora se encuentra en libertad, aunque a raíz de los últimos acontecimientos, la policía le ha acusado de al menos ocho agresiones sexuales contra un menor de 14 años –sin identificar por ahora– que se habrían producido entre 1981 y 1985.

Steve Walters fue otra de sus víctimas y el segundo exjugador del Crewe Alexandra en hacer públicos los abusos. El club investiga en estos momentos la manera en que se abordó el asunto en los años 80 para dilucidar hasta qué punto se desconocía esta situación. Pero no sólo el nombre de Bennell ha salido a colación en los últimos días. Recientemente, Derek Bell y David Eatock, dos exjugadores del Newcastle United, han denunciado en las páginas de “The Guardian” los abusos que sufrieron por parte del entrenador juvenil George Ormond. Y las historias tienen de nuevo el mismo perfil: Jóvenes con ganas de triunfar en el fútbol, engañados por quien les aseguraba tenía el poder de convertirles en estrellas. Ormond también pisó la cárcel en 2002 por abusar de siete juveniles, cinco de los cuales eran menores de 16 años.

El goteo sigue adelante

Las historias de casos particulares parecen estar lejos de terminar. Junto a los mencionados, otros exprofesionales como Jason Dunford y Chris Unsworth relataron a la BBC los asaltos sexuales de Bennell. También el exjugador del Liverpool, Manchester City y Tottenham, Paul Stewart, aseguraba a “The Mirror” que un entrenador, sin mencionar nombre ni equipo, abusó de él. Asimismo, el exdelantero del Manchester City David White también ha denunciado haber sido objeto de abusos cuando jugaba en el juvenil Whitehill FC de Manchester.

Pero la cifra de jóvenes que podrían haber sido víctimas de la pederastia en el deporte se podría contar por centenares. Tras conocer el caso de Woodward, la línea de atención telefónica habilitada para ayuda de las víctimas ha superado las mil llamadas hasta el momento. De hecho, el número de llamadas a la policía por casos de acoso sexual en el fútbol juvenil ya es tres veces mayor que el que tuvo lugar con el escándalo del exlocutor de la BBC y pederasta Jimmy Savile en 2012. El presidente de la Asociación de Fútbol Británica Greg Clarke ha descrito el escándalo como «la mayor crisis que jamás he visto en el deporte». Según ha publicado “The Observer”, al menos 55 clubes han sido aludidos y 18 cuerpos de policía de Gran Bretaña investigan las nuevas denuncias de agresiones sexuales de hace más de veinte años. Alrededor de 350 presuntas víctimas se han puesto en contacto con la policía.

Lo cierto es que dada la magnitud del número de casos, cuesta creer que no se supiera nada. La mayoría de las veces, las conversaciones y los rumores no salían del vestuario. El recién nombrado seleccionador de Inglaterra Gareth Southgate ha reconocido que él fue compañero de una de las víctimas de estos abusos. «Viéndolo con retrospectiva, ahora entiendo por qué vimos las cosas que vimos», aseguró recientemente en una rueda de prensa, sin aportar más detalles sobre la identidad de su compañero. «La situación de protección a los menores es diferente ahora que hace veinte años, pero no debemos confiarnos y pensar que está todo bajo control».

Los equipos aludidos hasta ahora, el Chelsea, el Crewe Alexandra y el Newcastle United han anunciado la apertura de sendas investigaciones internas para estudiar cada acusación. Sin embargo para las víctimas, esta diligencia llega tarde y sin duda se ha visto forzada por la repercusión mediática de los casos publicados.